“Aquí uno está tranquilo y se gana su platica”|La recolección de papa en Chirgua es hecha mayoritariamente por mujeres

Elizabeth Reyes trabaja desde hace más de 20 años como recolectora de papa en Chirgua. Dice que comenzó a hacerlo porque casi toda su familia se dedica a este oficio desde hace mucho tiempo. “Aquí también están trabajando primos, hermanos”, detalló.

Señala que ese “es un trabajo muy fuerte”, porque hay que madrugar, meterse a hurgar entre la tierra y cargar peso, pero ella ya está acostumbrada a hacerlo. Además, esgrime que “la paga es buena”; por eso está ahí, cada año, cuando llega la zafra. “Con eso vivimos tranquilos mientras hay papa”, añade.

Por lo general, los jornaleros suelen ganar entre 400 y mil bolívares diarios, de acuerdo con las posibilidades de cada productor, y trabajan durante una semana, que es lo que aproximadamente dura el proceso de recolección en cada finca, desde las 6:00 am hasta el mediodía. Una parcela puede dar empleo hasta a 40 jornaleros.

Aunque es parca en sus comentarios, no demuestra sentirse incómoda al realizar esta labor que, según aduce, “no es solo para hombres”. Estrujando sus manos, sonríe y deja salir un tímido si, cuando le preguntamos si estaba satisfecha con lo que hace.

A Elizabeth le rinde el tiempo. Al salir de la parcela se va a su casa a atender a sus hijos. El sábado y el domingo los aprovecha para descansar y hacer lo que no hace entre semana. Cuando no hay cosecha de papa busca hacer otra cosa, pero siempre está activa.

GARANTÍA DE ESTABILIDAD

Dos años lleva Patricia Pérez trabajando como recolectora de papa. Es joven -apenas cuenta con 20 años- pero le tocó buscar el sustento de su familia luego de que su pareja la abandonara. “Tenía que sacar adelante a mis dos hijas y esto fue lo que conseguí”, relató.

Sin embargo, este oficio no era ajeno para ella pues, su mamá “siempre ha trabajado en esto”. Otros familiares lo hacen. Sus hermanos han estado en varias parcelas, pero ella afirma que “no les gusta trabajar porque son muy flojos”. Señala que en Chirgua “todo el mundo vive de esto”.

A pesar de lo dura que resulta esta labor, se siente satisfecha con lo que hace, principalmente por la remuneración económica que recibe. “Aquí uno está tranquilo y se gana su platica para comprar las cosas que hagan falta”, manifestó.

También le complace disponer de tiempo libre para dedicarse a hacer otras cosas. Aduce que en las tardes atiende su hogar y los fines de semana estudia. “Quiero superarme”, asevera. Ahora está sacando el tercer año de bachillerato y luego espera ir a la universidad. Para Patricia, la papa es garantía de estabilidad.

MEJORES CONDICIONES

Luis Rafael Pinto se ha dedicado casi toda su vida a la recolección de papas en época de zafra. Admite que este trabajo es duro; por eso aprovecha para hacer un reconocimiento a todas las compañeras que, sin distinción de sexo, se esfuerzan igual que él para ganarse la vida. “Aquí la mayoría son mujeres y ellas se cansan más que uno, pero ahí están dándole duro”, discriminó.

Manifiesta sentirse a gusto, “porque trabajo es trabajo”, pero cree que la paga es poca en relación a lo que ahí se hace. “Es poco dinero para lo que uno se jode”, aduce. Jeanpiero, un compañero de jornada, lo apoya en esa idea. Él proviene de Bejuma, pero casi siempre trabaja en Chirgua.

Jeanpiero dice que a veces los patrones se ponen muy exigentes. “De las 10:00 am en adelante el sol pega durísimo y entonces, si uno se para aunque sea dos minuticos a beberse un trago de agua, vienen y lo regañan; eso es lo que no me cuadra”, criticó. La dedicación por más de 20 años consecutivos a la recolección de papa ya le está pasando factura. “Esa agachadera ya me está jodiendo la columna”, justificó.

T/ Héctor Escalante
F/ Ángel Dejesús