Pasado, presente y futuro por Héctor Abache|Recuerdos de la cuarta (Opinión)

Las últimas cuatro décadas del siglo pasado estuvieron signadas por el lacayo, traidor y entreguista sistema político venezolano conocido como el puntofijismo (1958-1998), hijo del llamado Pacto de Nueva York (1957). Decimos casi porque ya cuando se creía que todo estaba perdido, brilló la luz triunfal de la Revolución Bolivariana, cerrando con broche de oro el pasado milenio.

Desde sus inicios la dupla adeca-copeyana se encargó de “gobernar” haciendo correr ríos de sangre por todos los rincones del país. A saber, la sangre derramada fue siempre la que circulaba por las venas de las luchadoras y los luchadores de izquierda, típico en la Latinoamérica proyanqui de la época. En pocas palabras, casi exterminaron todo aquello que los adversaba en nombre de la fulana “democracia representativa”.

Fueron años de violación de todos los derechos ciudadanos. A la orden del día estuvieron los incontables asesinatos, desapariciones, detenciones indebidas, allanamientos de morada, clausura de medios informativos, cierre de universidades, incumplimiento del pago a servidores públicos y pensionados, corrupción gubernamental, delincuencia desatada, privatizaciones, improductividad económica, desinversión social, extensión e intensificación de la pobreza, desnutrición, analfabetismo, discriminación, etc.; un sinfín de males, producto del neoliberalismo, que tiñeron de pauperización a nuestra Patria. ¡Pero teníamos democracia!

No obstante, hoy día algunos politiqueros, por cierto actores materiales de estos sucesos, tienen la insuperable desfachatez de decir que esos “…fueron los mejores 40 años en la historia republicana de Venezuela…”.

De repente sí fueron muy buenos, pero para ellos -la élite bipartidista-, que se lucró del erario público de manera inescrupulosa.

Pero lo más triste aún es que algunos venezolanos -incluyendo los no residentes y los nacionalizados- que adversan al chavismo, creen y repiten semejante insolencia.

Claro, esta matriz es ayudada por la insensible guerra económica a la que nos han expuesto los hijos y nietos del extinto puntofijismo; sin desestimar nuestra cuota de responsabilidad. Pero con todo y la situación actual por la que estamos atravesando, nunca podrá asemejarse el vil y asesino periodo cuartorrepublicano con nuestra Revolución Bolivariana.

Y recuerden algo más camaradas, la utopía y la fe son los principales motores de nuestra lucha revolucionaria, por tanto, no las perdamos, ya que como siempre, ¡Saldremos adelante!

hectorabache@gmail.com