El 29 de julio de 1967 a las 8:05 de la noche en Caracas, Venezuela, se registró un sismo de magnitud entre 6.5 y 6.7 grados en la escala de Ritcher, con una duración aproximada de 55 segundos, catalogado como uno de los terremotos más devastadores en la historia del país.
El epicentro se ubicó en el litoral central, a 20 km de la ciudad, y afectó mayormente a las zonas de Altamira y Los Palos Grandes.
Al sismo le siguieron 30 réplicas más, todas de menor intensidad, sin embargo estas no dejaban de causar incertidumbre y pánico en los habitantes de la ciudad.
Tras el fuerte movimiento telúrico al menos 300 personas murieron y 2.000 resultaron heridas. Para la época, las pérdidas materiales fueron calculadas en 450.000.000 bolívares.
El terremoto impulsó el avance de las investigaciones sismológicas en Venezuela y desde ese momento se crearon dos comisiones para estudiar los efectos del sismo.
De esta forma y acogiéndose a las propuestas de las comisiones ad-honorem designadas según el Decreto N° 797 del 24 de noviembre de 1971, se establece la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) mediante el decreto N° 1053, publicado en la Gaceta Oficial N° 29864 de fecha de 27 de julio de 1972.
Los geólogos calculan que en un promedio de 50 a 60 años, se producen sismos en Caracas, es por ello la importancia de mantener en los ciudadanos la cultura antisísmica para saber qué medidas preventivas deben tomar ante un evento natural de tal magnitud.