La particularidad de ser un presidente dotado de un excelente sentido del humor distinguió a Hugo Chávez de otros mandatarios, quienes al llegar a la primera magistratura nacional asumían que la solemnidad del cargo no les permitía acciones espontáneas y resultaban mas bien antipático a la población.
Esta conclusión forma parte de las reflexiones hechas por Roberto Hernández Montoya, Roberto Malaver y Alberto Aranguibel en el conversatorio “El chavismo es una vaina seria”, dentro del ciclo de conferencias “Chávez el subversivo mayor” que se realiza en los espacios del Centro de Estudios Latinoamericano Rómulo Gallegos.
Otros presidentes venezolanos han asumido el cargo con extremada solemnidad, lo cual produce rechazo dentro del venezolano de a pie, dado a la mamadera de gallo y ha romper con la formalidad de las poses, pero “Chávez siempre tenía una “salida” graciosa a cada situación de la vida” refirió el conductor del programa Como ustedes pueden ver que se trasmite por Venezolana de Televisión, Roberto Malaver .
Comentó el humorista múltiples anécdotas vividas con el presidente Chávez, pero hizo énfasis en la “sorpresa, la impertinencia, y atrevimiento, de su personalidad”. “Una vez, luego de una tertulia en la que Chávez se acercó hasta la mesa en la que se encontraba Malaver, alguien preguntó ¿cómo era posible que quisieran tumbar a un presidente tan divertido?”.
EL EJÉRCITO DE LA ALEGRÍA
“Los chavistas formaban parte del ejército de la alegría”, recordó Malaver quien contó que el Presidente gozaba con las bromas entre los funcionarios de su gobierno tal y como ocurrió el día cuando Aristóbulo Isturiz le “sobaba la barriga a Charderton”, al tiempo que comentaba que la diferencia entre los chavistas y otras agrupaciones políticas es la posibilidad que “un negrito como yo le sobe la barriga a un oligarca”.
Chávez era un gran comunicador; sin embargo, no se consideraba humorista sino un simple “jodedor”, como “somos la mayoría de los venezolanos, de manera pasiva o activa, dependiendo de si nos gusta hacer bromas o reírnos de ellas”, dijo Hernández Montoya, presidente del Celarg, durante su participación.
Su acto humorístico estaba cargado de metáforas como aquella de “huele a azufre” refiriéndose al olor que debe despedir el diablo y que comparó con el de George W. Bush. O la de “nos vemos en el infierno” tal y como le dijo a un cardenal venezolano quien predecía el inmininente envío del Presidente al inframundo, dijo Hernández Montoya.
La gente disfrutaba mucho de estas bromas, pero otros la padecían mucho, contó. El humorista citó la capacidad de ponerles remoquetes a los adversarios políticos tales como majunche, escuálido o lo que le dijo a María Corina Machado: “Usted está fuera de ranking”. Incluso la denominación al presidente George Bush de mister Danger, personaje de una novela de Rómulo Galllegos, detalló Hernández.
Por su parte Alberto Aranguibel destacó como el Presidente momentos antes de una rueda de prensa se dedicaba a bromear con los invitados, periodistas o amigos llevando consigo una carpeta en la que anotaba con impecable letras las anotaciones personales; y luego se transformaba en ese político agudo que todos conocemos.