Red de apoyo por la justicia y la paz|Una mirada educativa a los Derechos Humanos (Temática)

Simón Rodríguez definió al maestro como un alguien, que necesita poseer el conocimiento de un oficio o de un arte y, además, saber comunicar ese arte a los demás. Si le falla cualquiera de estas dos notas, no es maestro, porque “…el Maestro de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo porque su oficio es formar hombres para la sociedad”.

En la actualidad el Centro Nacional de Investigación y Formación del Magisterio, del (MPPE) ejecuta planes, programas y proyectos educativos, consustanciados con la investigación y formación de las y los docentes para la construcción colectiva del conocimiento desde una praxis pedagógica comprometida con los procesos de transformación social por parroquias, municipios y estados, afianzando así las discusiones y profundización del arte de enseñar, haciendo énfasis en las recomendaciones recogidas durante la consulta de la calidad educativa.

El maestro de maestros, Simón Rodríguez, también escribió lo siguiente “…los principales obligados a la educación e instrucción de los hijos son los padres. No pueden echar su carga a hombros ajenos sino suplicando y deben ver al que la recibe y les ayuda con mucha atención y llenos de agradecimiento”. Las y los docentes venezolanos en conjunto con el movimiento de familias han discutido temas propios de la formación dentro y fuera de la escuela, los valores, las debilidades y fortalezas en el proceso docente-comunidad y cómo fortalecer la educación pública y la vinculación de las organizaciones sociales, Comunas y Consejos Comunales en dichos procesos.

Ahora bien, Rodríguez decía que el maestro es “… el que reemplaza a los padres de familia y ejerce las funciones de padre común. Por consiguiente, debe ser elegido por sus aptitudes… que son… ser dueño de la materia que promete enseñar y conocer el Arte de enseñar”, en el mundo y especialmente en Venezuela, se están cumpliendo estas premisas y encontramos mas docentes comprometidos en formar mujeres y hombres que construyan a la sociedad, con la cual soñamos utópicamente tener, con ayuda de madres y padres formados y responsables de su deber histórico.

Eleanor Roosevelt, una valiente mujer defensora de los derechos humanos, escribió “… Haz lo que sientas en tu corazón que es lo correcto, ya que se te criticará de todas formas. Se te condenará tanto si lo haces, como si no lo haces”, las docentes y los docentes se enfrentan diariamente a situaciones complejas que abarcan desde lo social hasta lo económico, pasando por lo emocional y ven en cada estudiante la oportunidad de educar y enseñar un oficio en conjunto con las madres y los padres, teniendo en su corazón la esperanza de estar haciendo lo correcto.

LA POSTURA MUNDIAL Y LAS MAESTRAS Y LOS MAESTROS

Desde el punto de vista de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la educación es un derecho humano fundamental, esencial para poder ejercitar todos los demás derechos. La educación promueve la libertad y la autonomía personal y genera importantes beneficios para el desarrollo, las docentes y los docentes contribuyen a esta ardua tarea, promoviendo y desarrollando en sus estudiantes el derecho de cada persona a disfrutar del acceso a la educación de calidad, sin discriminación ni exclusión.

Las docentes y los docentes venezolanos actualmente están en la búsqueda de una educación liberadora que incluya la lucha intrínseca de los derechos humanos, dando sus primeros pasos a una transformación curricular que pueda generar un proceso de renovación de la condición social del individuo, considerando a la o al sujeto (estudiante) como un ser pensante y crítico, reflexionando de la realidad que vive.

Paulo Freire (1972) manifestó que es necesario que tanto la o el educador (docente), como la o el educando (estudiante) sean liberados en su pensamiento auténtico, ya que las mujeres y los hombres se educan entre sí y si un educador no está liberado, no podrá promover la liberación de sus educandos.

¿QUÉ DEBEMOS ESPERAR?

Como ya sabemos la educación es relativa a los derechos humanos, es parte integral del derecho a la educación y cada vez obtiene mayor reconocimiento en tanto que derecho humano en sí misma.

El conocimiento de nuestros derechos y las libertades está considerado como un instrumento fundamental para asegurar el respeto de los derechos de todas las personas. Es nuestra labor velar y exigir como parte de la educación la promoción de los derechos humanos para así lograr que nuestras mujeres y hombres se conviertan en agentes multiplicadores.

La educación siempre debe abarcar valores tales como la paz, la no discriminación, la igualdad, la justicia, la no violencia, la tolerancia y el respeto de la dignidad humana. Apostemos desde todos los espacios por una educación de calidad basada en un enfoque de derechos humanos para así tener garantía de que estos se aplican a lo largo y ancho del sistema educativo y en todos los contextos de aprendizaje.

T/ Juan vivas