Naiguatá celebra esta noche la víspera del Corpus Christi y la rendición de los Diablos Danzantes

En Naiguatá, aún los tambores están calientes por la celebración a San Antonio cuando ya se preparan para resonar la noche de este miércoles, en la víspera del Corpus Christi que se celebrará al amanecer con una tradicional misa en la iglesia San Francisco de Asis, en Pueblo Arriba, luego de la cual, tras el sonido de las campanas, bajarán los Diablos Danzantes para también rendirse ante el Santísimo Sacramento del Altar.

Desde tempranas horas los lugareños se preparan para esta tradición que se remonta a mediados del siglo XVII.

Turistas y fotógrafos ya han tienen hospedaje y también se disponen para captar gráficas de cómo todo un pueblo se organiza para este evento en el que participan devotos de todas las edades, quienes buscan hacer rendir ante Dios el mal que, como humanos, llevan consigo.

Algunas azoteas se han convertido en talleres en los que se secan al sol las máscaras más fabulosas con formas de peces, dragones y otros animales comunes del entorno del pescador. Ya le dieron los toques finales junto con el atuendo: ropa pintada con colores vivos, planos; llena de figuras geométricas yuxtapuestas, separadas por bordes negros, entre las que abundan las cruces e imágenes alusivas al Santísimo.

De acuerdo a la tradición, luego de la misa, desde el Cerro Colorado baja la diablada, sumergida en un ruidoso trayecto de fulía y tambor del Cajero, con danzas en la que resuenan campanas de metal para ahuyentar al Maligno. Al llegar a la puerta cerrada de la Iglesia, tras las palabras del Diablo Mayor, cada diablo paga su promesa por los favores recibidos; otros sólo lo hacen por tradición.

Los Diablos Danzantes de Naiguatá es una de las 11 cofradías que rinden honor al Corpus Christi en todo el país, y que fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en el año 2012.

T/AVN
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