Ramírez, Osuna y Navarrete en el coloquio Una sola voz, Chile y Venezuela|Navarrete: Los ideólogos de la derecha se apropiaron de la figura de Andrés Bello

“A pesar de que el trabajo intelectual y la obra de Andrés Bello obedecían a exigencias históricas progresistas, y ante todo a la consolidación de la idea independentista, es decir, de un proyecto liberador continental, los ideólogos de la derecha se apropiaron de este personaje de grandes quilates para disparar desde ese inexpugnable fortín contra los revoltosos y nefastos revolucionarios”.

Así lo expresó el escritor y catedrático universitario Luis Navarrete Orta durante el coloquio Bello, una sola voz, Chile y Venezuela, realizado en la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, en el cierre del programa conmemorativo del 235º aniversario del natalicio del destacado y polifacético humanista Andrés Bello. En el acto también participaron el embajador de Chile en Venezuela, Pedro Ramírez Ceballos, y el poeta William Osuna, presidente de la Casa Nacional de las Letras.

Al iniciar la actividad Luis Navarrete expresó: “En la historia de cada país es tan importante, en la lucha por el poder, lo ideológico como lo político, aunque siempre sea este último el de mayor figuración. Hoy, que está en la primera plana de los diarios el tema de Cuba, se habla solo de Fidel. Pero habría que preguntarse: ¿hubiera existido un Fidel y la Revolución Cubana sin Martí y sin Guillén? Así como a veces se le magnifica, la vanguardia cultural pasa a ser retaguardia cuando las revoluciones han triunfado”.

Señaló que en Venezuela tuvimos, en un momento privilegiado de nuestra historia, la conjunción de líderes eminentes de la liberación continental: Miranda como precursor, Bolívar como estratega político y militar, y Andrés Bello y Simón Rodríguez como sólidos baluartes del frente cultural. A su juicio, fueron las figuras que polarizaron y coparon la escena con sus disímiles personalidades y realizaciones.

DESCOMUNALES CEREBROS

“Aquí nos salvamos -dijo- de una confrontación en el plano cultural por una casualidad histórica. Esos dos descomunales cerebros que fueron Bello y Rodríguez desarrollaron su acción en lugares y ámbitos sociopolíticos muy diferentes”.

Dijo Navarrete que la primera información que tuvo de Bello provino de su madre, que fue educada por monjas francesas, quien le decía que Bello se había enfrentado a la Academia de la Lengua, lo cual le creó confusión. Aclaró que cuando estudiaba en el liceo Fermín Toro, gracias a una profesora progresista de allí, don Andrés pasó a ser para él “un gramático atrevido y un poeta neoclásico que había escrito un fastidioso poema dedicado a la naturaleza americana”. También tenía la idea de un señor extravagante que le daba clases a Bolívar, como preparándolo para la guerra.

El joven Navarrete buscó libros de Andrés Bello, pero eran muy caros y la obra de Rodríguez no se encontraba por ninguna parte. “Logré leer algo de Simón Rodríguez en la Cárcel de Ciudad Bolívar, durante la dictadura de Pérez Jiménez”, refirió.

Estudiando en Chile la propuesta de reforma de la ortografía de Bello y su inestimable contribución a la unidad continental a partir de la unidad lingüística, Navarrete se percató de que teníamos un pensador, no solo profundo y muy fecundo, sino un libertador cultural.

“Al volver a Venezuela, siendo profesor en la Universidad Central, me encontré con que la izquierda intelectual ya había asumido a Simón Rodríguez como el antecedente más lúcido de las premoniciones revolucionarias del pasado. Y la pregunta es: ¿dónde quedó Bello? Como era lógico, en el predio de los lingüistas, por razones profesionales”.

Como ejemplo de su reflexión el profesor Navarrete citó que Rafael Caldera describía a Bello como poeta, filólogo, pedagogo, jurista y pensador social, y lo que destacaba, junto a su equilibrio y sensatez, es su condición de católico convencido. Dijo Navarrete: “Le faltó escribir: ‘ese hombre es nuestro”.

Al respecto el catedrático planteó la necesidad de preguntarse ¿qué hemos hecho los que supuestamente integramos la intelectualidad revolucionaria para definir una estrategia coherente en torno al papel del intelectual en las luchas por la liberación nacional y el socialismo?; ¿hay una política definida para el intelectual progresista no-militante?

“A veces no los aceptamos y les exigimos adhesión total y absoluta. Algo similar sucedió con el caso de Bello: como no fue lo que hoy llamaríamos un radical de izquierda lo desterramos de nuestro Olimpo y la derecha intelectual de hoy, como era lógico, lo acogió como figura tutelar de sus predios”.

GRAN HUMANISTA UNIVERSAL

Por su parte, el embajador de Chile en Venezuela, Pedro Ramírez Ceballo, entre las características destacadas de Bello señaló la de gran humanista universal. “Él estuvo más tiempo en Chile, porque de Caracas partió a Londres a los 28 años y no regresó. Acá hizo tareas impresionantes; primero, se formó él aprendiendo de los clásicos, aprendiendo latín, francés, inglés; incluso fue profesor de Bolívar, junto con Simón Rodríguez.

“Bello es un hombre de los dos países; no es que sea mitad venezolano y mitad chileno, es cien por ciento venezolano y cien por ciento chileno. En Chile hizo muchas cosas; en el campo educativo fue el fundador de la principal universidad de Chile, de la cual yo fui egresado y titulado, e hizo el primer código civil, que es una obra de un valor jurídico y literario, entre otras importantes obras.

BELLO, MULTIFACÉTICO

Para el poeta William Osuna “Bello se circunscribe en todos los lugares del saber universal, que es muy importante para este momento, cuando se plantea no solamente en Venezuela sino en América Latina pensarnos en nosotros mismos; lo cual tiene una particularidad: no es que vamos a anular todo el pensamiento europeocentrista, sino que también vamos a exaltar lo mejor que se ha escrito en nuestra lengua, lo mejor que tributa en tanto el pensamiento y cómo vemos nuestro continente. Ahí están Bello, Rodríguez, José Martí, Bolívar, Miranda, Sucre, Rivas, y en el siglo XX Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ángel Rama, Marta Traba; todos aquellos que encendieron aquella polémica que aún sigue viva en América Latina y que terminó de avivar más la llama el comandante Chávez, que yo creo ha sido el lector más importante de este siglo XXI que recién comienza.

T/ Elízabeth Pérez Madriz
F/ Roberto Gil