Nicaragüenses de todas las edades ratificaron su apoyo a los cambios sociales impulsados por el Gobierno, en un acto con la presencia de personalidades de otras naciones para celebrar el aniversario 36 de la Revolución sandinista.
La Plaza de la Fe exhibió un mar de banderas nacionales y rojinegras (del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN), pero también de otros países de América Latina y del mundo, como Cuba y Venezuela.
Precisamente, entre los asistentes al festejo estuvo el primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel, quien afirmó que su país y Nicaragua están unidos por lazos entrañables en la historia, forjados en las luchas de independencia y de liberación nacional.
También se encontraban los cinco luchadores antiterroristas de la isla que cumplieron largas condenas en prisiones de Estados Unidos por dar seguimiento a grupos que en ese país norteño organizaban acciones terroristas contra Cuba.
Los Cinco -como se conoce a Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González- pasaron años en cárceles del imperio, pero no se rindieron ni se vendieron, pese a todo lo que les ofrecieron, aseveró el presidente Daniel Ortega.
El jefe de Estado subrayó que esos hombres salieron con la frente en alto, lo cual constituyó una gran victoria del pueblo de Cuba, del líder histórico de la Revolución de ese país, Fidel Castro, y del presidente Raúl Castro.
Durante su discurso, el mandatario destacó igualmente los programas de lucha contra la pobreza, la inversión en infraestructura, la producción, la atención a las emergencias, entre otros ámbitos que han sido impulsados por el Gobierno de Nicaragua.
También presente en la celebración, el vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, llamó a los jóvenes a cuidar cuanto se ha hecho en este país «lleno de futuro y esperanza».
Cuenten con la Venezuela bolivariana, enfatizó, para todo cuanto necesite el pueblo de esta nación de Centroamérica.
Además, asistieron a la cita colmada de cantos y vivas, la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú y los expresidentes de Paraguay, Fernando Lugo; de Honduras, Manuel Zelaya; y de Guatemala, Vinicio Cerezo.
Igualmente, acompañaron a los nicaragüenses, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador con una delegación liderada por su secretario general, Medardo González, y Clarisa López Ramos, hija del independentista puertorriqueño Oscar López, entre otros.
El 19 de julio de 1979, el gobierno dictatorial de Anastasio Somoza Debayle, el último de esa familia que ocupó el poder, fue derrocado por un movimiento insurreccional que encabezó el FSLN.
Entre las acciones siguientes al triunfo de la Revolución, sobresalen una campaña de alfabetización y una reforma agraria, claves en el proceso de cambios en el país.
Sin embargo, tras los efectos devastadores del bloqueo y la guerra financiada y organizada por Estados Unidos, el Frente perdió en las elecciones de 1990 ante una coalición que reunió a todas las fuerzas políticas opositoras.
En 2007, también por la vía de las urnas, el FSLN retornó al Gobierno para emprender una nueva etapa.