Más de 100.000 personas quedaron atrapadas en un atasco de 10.000 vehículos en la isla de Hainan, en el sureste de China, cuando intentaban volver a sus casas después de celebrar el Año Nuevo, una de las fiestas más tradicionales del país.
El atasco se empezó a generar a la hora de cruzar el estrecho de Qingzhou, que une la isla con la China continental. La niebla fue la culpable de que el servicio del transbordador no funcionase con la frecuencia debida, y se tuvo que suspender en varias ocasiones.
La enorme densidad de tráfico hizo que muchos chinos optasen por volver a casa por otras vías, lo que ha hecho que se agotasen todos los vuelos entre las grandes ciudades del país como Pekín, Shanghái y Cantón.
La isla de Hainan es un popular destino turístico chino conocido por sus playas tropicales, algo que atrae una gran parte de turistas durante el invierno y hace que el destino se colapse fácilmente.
Los atascos son algo común en casi todas las ciudades del mundo, y ocurren cuando el volumen del tráfico es superior a la capacidad que la infraestructura es capaz de soportar.
Aunque sea algo común y todos los conductores hayan estado atrapados alguna vez, estos colapsos de gran magnitud pueden llegar a poner en compromiso la integridad humana. Es por ello que las autoridades proporcionaron a los afectados edredones, agua y alimentos como galletas, fideos instantáneos o bocadillos para garantizar buenas condiciones durante este gran contratiempo.
No es el primer atasco de estas magnitudes que vemos en China. Por ejemplo, en agosto de 2010 tuvo lugar uno de los colapsos más monumentales de la historia en la autopista G110, que une el Tíbet y Pekín.
En total, quedaron 110 kilómetros afectados durante más de quince días a causa de unas obras que coincidieron con una operación retorno de vacaciones. Algunos de los coches avanzaban a un ritmo de un kilómetro al día. Actualmente se considera como el colapso más grande de la historia.