Nirgua recibe a la Misión Venezuela Bella a sus 392 años

La localidad recibió con alborozo la noticia de su incorporación al programa de rescate y embellecimiento de ciudades y pueblos del país. Considerada entre las más importantes del estado Yaracuy, el pasado 25 de enero conmemoró más de tres siglos de fundada

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Desde febrero una buena noticia atrajo más gente de lo habitual a la plaza Bolívar de Nirgua: se anunció la incorporación de la ciudad a la Misión Venezuela Bella. Los vecinos escucharon decir de las autoridades municipales que las fachadas de las viejas casas de los alrededores de la plaza serían rehabilitadas y pintadas, entre ellas la “Casa Morada”, que fue tomada de inmediato por una cuadrilla de trabajadores. La Casa Morada, ubicada al lado de la Biblioteca Rómulo Gallegos, es una vieja edificación que a lo largo de los años ha sido ocupada con varios propósitos y representa, junto a otras antiguas casonas del casco central, un nexo afectivo con los nirgüeños.

La noticia de la incorporación de Nirgua a la Misión Venezuela Bella llegó justo poco más de una semana de que la ciudad celebrara 395 años de su fundación, fecha que la coloca a un tris del cuatricenteario. De hecho, Nirgua es una de las ciudades de mayor renombre en el estado Yaracuy y en la zona central del país. Sus cronistas hablan de un pasado esplendoroso, con destellos auríferos, olor a café, sabor a naranja, un clima sabroso todo el año, cuna de poetas y poetisas, músicos, pintores, cultores populares, habitada por gente buena y laboriosa. A Nirgua le dicen “La Sultana del Picacho”.

“Debemos prepararnos y planificar con anticipación para conmemorar los 400 años”, señala Arquímedes Montoya, un activador cultural con muchos años de trabajo en el pueblo y vocero del movimiento Somos Venezuela. Además, Montoya conduce un programa diario radial por la emisora comunitaria nirgüeña.

Plaza Bolívar

En anteriores crónicas publicadas en el Correo del Orinoco se presenta a Nirgua como “la capital del municipio epónimo, con unos 70 mil habitantes, y más de 342 petroglifos cuantificados; dista unos 60 kilómetros de Valencia por la carretera Panamericana, que lleva a Barquisimeto. La vía atraviesa los valles altos de Carabobo y entra al estado Yaracuy entre campos pletóricos de verde, potreros, haciendas y plantaciones de naranjas, con fama de ser las mejores y más dulces del país”.

La historia local refiere que el 25 de enero de 1628, don Juan de Meneses y Padilla funda el pueblo de Nuestra Señora de la Victoria del Prado de Talavera en el mismo lugar en que el licenciado Villasinda había intentado en 1554 establecer una población para someter a los indios jiraharas, 628 después de 70 años de lucha con los indios, la que es hoy ciudad de Nirgua se establecería definitivamente a orillas del río del mismo nombre.

El fallecido Carlos Santini Losada, un nirgüeño de alma y temple forjado entre las vivencias y calles de este pueblo, asentaba que Nirgua, tierra de historia y de pasajes fascinantes, es uno de los pueblos más interesantes del estado Yaracuy. Aseguraba que María Lionza, la diosa a quien se adora en las montañas de Sorte, en Chivacoa, era nirgüeña.

“Se dice que María de Alonso era una mujer muy bella de ojos verdes. Se le apareció a los conquistadores españoles montada sobre un animal raro, una danta. Incluso, hay documentos que dicen que vivió por aquí, cerquita, donde está la escuela Buría. No se explicaban cómo este espécimen femenino podía tener esos ojos tan bellos por estas montañas”, afirma.

En otro pasaje, don Santini señala que fue una de las pocas regiones que tuvo Real Cédula de País de Zambos y Mulatos, otorgada por el Rey de España y que cuando el conquistador Diego de Losada, fundador de Caracas, pasó por aquí se hizo en su honor la primera corrida de toros celebrada en Venezuela.

“Ese día se hizo una novillada y Diego de Losada fungió como rejoneador en uno de los toros que se lidiaron. Eso tiene su explicación lógica y científica: recuerde usted que el conquistador español, según la historia nuestra, entró por occidente, por Coro, El Tocuyo, entonces este fue el paso obligado hacia el centro de la República. Este fue el Camino Real. Las conquistas hacia el centro tuvieron que pasar por aquí. Las grandes caravanas pasaban por aquí “, explicó.

Una maravilla de claridad

En Nirgua, en una vieja casa ya desaparecida que estaba a poco metros de la iglesia, se ratificó, el 28 de mayo de 1863 el Tratado de Coche, que había puesto fin a la Guerra Federal. La ratificación del acuerdo fue firmado por Antonio Guzmán Blanco, en representación de Juan Crisóstomo Falcón, y Pedro José Rojas en representación de José Antonio Páez. Ese día, Nirgua por un día pasó a ser capital de la Federación. En la esquina siguiente todavía queda en pie, la “casa de las dos banderas”, en la que se hizo el ágape.

Nirgua en 1925

David León, un lugareño sentado en uno de los bancos de la plaza Bolívar, recuerda que hace unos 50 años se vino del campo, de por los lados de Laguna Verde, y que Nirgua por entonces era un pueblo de poca gente en la cual todavía quedaban arreos de burros.

“Nirgua es una tierra muy buena, bien ubicada, un clima fresco, muy agrícola. Aquí se cultiva café, aguacate, naranja, caraotas, frijol, yuca, cambur, limón, piña; se da de todo.

Entre las familias “acomodadas” nombra a Ángel Moreno, Alfredo Pietri, Genaro Doubrón, Nicolás Gómez.

De las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de Talavera indica que “eran bien buenas”.

“Hacían muchos juegos, colocaba quioscos para vender comida. Los toros por las calles. Con diez bolívares podía fiestear diez días, a bolívar por día”, indica soltando una carcajada.

Por el sector oeste de la plaza Bolívar, en las calles adyacentes, se ubican antiguos negocios, bares, y expendios de verduras y granos que surten de víveres, mercancías y utensilios a los campesinos provenientes de las zonas rurales y montañosas. Por allí, por la calle 19 de Abril, se agarra la vía que lleva a los caseríos del cerro El Picacho, donde los conquistadores españoles, para defenderse de los jiraharas y proteger el transporte de oro, se vieron obligados a construir el único fortín tierra adentro levantado en Venezuela. La fortaleza, conocida como las ruinas de San Vicente, todavía permanece en pie en la montaña, a pocos minutos del pueblo.

Casa de la Diversidad Cultural

En la Biblioteca Rómulo Gallegos, frente a la plaza Bolívar, una muestra pictórica exhibe las obras del talento local, entre ellas un cuadro que reproduce una fotografía tomada en 1925, que muestra un grupo de carretas paradas en la calle de la iglesia. La escena corresponde a la época dorada del café.

Una reseña tomada de libros y periódicos hechos con esténcil de la biblioteca presenta la imagen como “testigo de una época cuando Nirgua ostentaba la riqueza de su café”.

“Don Pancho Camarán”,agrega la nota, “enviaba a Valencia de 40 a 50 mil sacos (de café), aparte de lo que recogían don Pancho Lucena, don Augusto Pietri y otros hacendados de la localidad”. Así lo cuenta don Ricardo Pérez, quien tenía el negocio de 30 carretas en sociedad… y hacía el transporte encuatro4 días descansado en Salóm, Miranda, Bejuma, La Mona y Barrera, donde existían rancherías para atender a la cantidad de trabajadores y animales que hacían la travesía.

Otro testimonio incluido por Rafael Ferrer, el desaparecido cronista de Nirgua, en sus publicaciones hechas con esténcil, es el de don Marcelino Milano.

“Era un pueblo pequeño”, narró don Milano, “y se alumbraba con 60 faroles en sus calles principales. Llegué a Nirgua en 1912, oriundo de Parapara de Ortiz. Trabajé como farolero, portero de la casa de gobierno y policía. Por esos tres empleos me pagaban 80 bolívares mensuales. Desempeñé el oficio de farolero hasta el año 1928, cuando se fundó la Empresa de Luz Eléctrica de Nirgua. Todo quedó iluminado; fue una maravilla la claridad”.

Nirgua es cuna de Alfredo Pietri Saundé, quien alcanzó notoriedad de haber compuesto la letra del Himno al Árbol, entonado por los estudiantes de todas las escuelas del país. Y el compositor de la música fue el maestro Miguel Ángel Granados, otro nirgüeño, además autor de la música del himno del estado Cojedes.

La edificación donde nació Alfredo Pietri Saundé, rescatada por el Gobierno Nacional, es sede hoy de la Casa de la Diversidad Cultural del estado Yaracuy. Allí se muestra toda la riqueza cultural de este estado del centro del país.

Tres musas

Para gloria de Nirgua, tres mujeres poetas nacidas en el siglo XX alcanzaron renombre a nivel nacional: María Clemencia Camarán, fundadora del Ateneo de Valencia, Morita Carrillo, autora de una profusa obra dedicada los niños y secretaria de redacción de la revista infantil Tricolor cuando la dirigía Rafael Rivero Oramas y Pálmedes Yarza, elogiada por Andrés Eloy Blanco.

María Clemencia Camarán nació 1900 y falleció en Valencia en 1972.

Morita Carrillo vino al mundo en la hacienda El Escondido, el 21 de febrero de 1921. La crítica literaria la consagró al calificarla como la poetisa venezolana cuya “obra no naufragó entre rimas y diminutivos”. Otros la señalan como la escritora venezolana “que ha sabido comprender el mundo alucinante de los niños” o “que su poesía pareciera escrita por niños”. Falleció en Nirgua en 1998 y dejó a sus espaldas una vasta y maravillosa obra poética.

Sobre Pálmenez Yarza, nacida en 1916, estudiosos de su obra refieren que irrumpió en el panorama literario de Venezuela a los 20 años con su primer poemario titulado con su nombre propio: Pálmenes Yarza, 1936, una obra saludada con alborozo por el gran poeta venezolano Andrés Eloy Blanco. “A partir de entonces, el nombre de Pálmenes Yarza comenzó a sonar en los círculos literarios de Caracas, lo que sirvió a la poetisa para entablar una sólida relación con algunas figuras literarias relevantes, como los miembros del grupo Viernes Vicente Gerbasi y Pablo Rojas Guardia”. Falleció en 2007.

“A casa paso mío voy perdiendo la voz de ayer y el cuerpo del instante”, escribió una vez esta mujer.

T/ Manuel Abrizo
F/ Archivo CO
Caracas