El Partido del Té (Tea Party) es sólo el rostro popular del poder corporativo en Estados Unidos, dice el filosofo político estadounidense Noam Chomsky.
«No los llamaría revolucionarios», expresa Chomsky, desestimando una sugerencia de que la facción política conservadora tenía características anarquistas.
Chomsky dijo a Radio VR durante una entrevista publicada en internet la semana pasada, que estaba de acuerdo con la caracterización del analista político conservador Norman Ornstein del Partido del Té.
«Él justo lo describió como una insurgencia radical de oposición a la racionalidad, al compromiso político, a la participación en un sistema parlamentario, de hecho, sin metas positivas propias», agregó Chomsky.
Dijo que los anarquistas tradicionales se oponen a la desigualdad inherente en la relación entre un gobierno y su pueblo o empresarios y sus trabajadores, mientras que los conservadores del Partido del Té promueven este desequilibrio.
«Ellos están a favor de tener a la población subordinada al poder privado concentrado, que no debería tener límites», dijo Chomsky. «Cuando se llaman a sí mismos anti-gobierno, eso significa que ellos no quieren que el gobierno limite la capacidad del poder privado concentrado para dominar la sociedad. Eso está muy lejos de cualquier anarquismo».
Los conservadores del Tea Party se presentan como estrictos defensores constitucionalistas de un gobierno limitado, una afirmación que rechazó Chomsky.
«Ellos se oponen demasiado al poder estatal, pero eso es un chiste, ellos también apoyan el poder del Estado», expresó. «Apoyan a los potentes sistemas que sustentan el poder privado, concentración del poder, a diferencia de los anarquistas tradicionales».
Chomsky estuvo de acuerdo que el Tea Party era un genuino movimiento político popular cuyos miembros eran casi totalmente blancos, «pequeños burgueses» dueños de negocios que tienden a ser altamente nacionalistas y tienen elementos racistas.
El poder y la importancia del grupo no proviene de sus cifras, dijo, sino por la financiación pesada que recibe de patrocinadores corporativos y la cobertura favorable que recibe de algunos medios de comunicación.
La popularidad del Partido del Té es esencialmente un síntoma del amañado sistema político, argumentó Chomsky.
«Ellos tienen apoyo popular y bastante apoyo financiero, y una gran parte de su poder proviene de las manipulaciones radicales de las circunscripciones, rediseñando los distritos electorales», agregó Chomsky. «Así por ejemplo, ellos son poderosos en la Cámara de Representantes, donde de hecho, los republicanos tienen la mayoría de los representantes pero con una minoría del voto».
Él dijo que los demócratas realmente ganaron significativamente más del voto popular en la última elección del Congreso pero fueron incapaces de ganar una mayoría en la Cámara.
«En virtud de la reorganización de los distritos electorales y las grandes cantidades de dinero, la derecha fue capaz de tomar la representación», continuó Chomsky.
Citó un estudio del científico político Thomas Ferguson sobre el financiamiento de campañas y su efecto en resultados electorales.
«Demostró que hay una relación casi lineal entre la cantidad de dinero puesto en una campaña y la victoria electoral. Estos son básicamente comprados», concluyó Chomsky.