Nobel en Química Mario Molina: «Altamente irresponsable» salida de EEUU del Acuerdo de París

El premio Nobel de Química, Mario Molina, afirmó que es «altamente irresponsable» las acciones emprendidas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien determinó que su país saldría del Acuerdo de París, pues «no toma en cuenta el riesgo de una catástrofe para el planeta».

En la Conferencia Cambio Climático y sus repercusiones, impartida a los estudiantes de la generación 2018 de la Facultad de Química, destacó que existe una entre cinco posibilidades de que se eleve la temperatura del planeta más de cinco grados centígrados si no se detiene el deterioro de la atmósfera y los ecosistemas.

Ello implicaría, explicó, que el planeta sufra no sólo un incremento considerable de eventos climáticos extremos como ondas de calor, lluvias intensas e inundaciones, también, dijo, «se generaría zonas inhabitables en el planeta y disminuiría la producción de alimentos».

Reunidos en el auditorio Alfonso Caso de Ciudad Universitaria, Molina explicó los tres mitos más conocidos en contra del Cambio Climático, entre ellos, que la elevación de la temperatura global del planeta no está vinculado a la actividad humana, que los cambios en el clima sucederán hasta finales de este siglo y que probablemente será benéficos, y que contrarrestar la tendencia actual en el deterioro del entorno sería incosteable.

Pese a ello, indicó que existe un consenso científico que apunta a que existe 95 por ciento de posibilidades de que la actividad humana sí está vinculada con el Cambio Climático, y alertó que es necesario empezar a transformar la forma en que obtenemos energía para el desarrollo económico de los país, pues no sólo puede estar sustentado en la quema de los combustibles fósiles.

Ante los jóvenes estudiantes, quienes cuestionaron al experto y ganador del Premio Nobel, sobre las perspectivas reales de lograr un cambio de rumbo, admitió que puede ser «frustrante» que pese a toda la evidencia científica se tiene existan gobiernos, como el de Estados Unidos, que se empeñan en «no reconocerlos».

FyF/La Jornada