Informó palentólogo venezolano Ascanio Rincón|Nueva especie de tigre dientes de cimitarra se halló en Venezuela

Hace 2.5 millones de años la población de animales carnívoros que vivía en Norteamérica comenzó a entrar al sur en pequeñas oleadas. En algunas zonas del continente había menes activos, pozos de asfalto, en los que se acumulaba agua en la superficie por la que crecía una gran cantidad de plantas alrededor de esos charcos permitiendo a caballos, camellos, báquiros, y cualquier cantidad de animales herbívoros, alimentarse de esa vegetación circundante y que además bebieran agua.

Una mañana, muy temprano, despuntaba el sol oriental característico de nuestro país y algunos animales se encontraban abrevando en esos charcos sin darse cuenta que se hundían lentamente, y que detrás de algunos arbustos, al acecho, había tigres dientes de cimitarra esperando el momento oportuno para atacar.

Los tigres trataron de atrapar a aquellos animales y en el acto también quedaron atrapados en los lagos de asfalto. Los animales lucharon por varias horas, incluso días, y al cabo del tiempo murieron por inanición o asfixia producto de la sofocación por el sol y el vapor de agua que salía casi hirviendo.

Sus cuerpos comenzaron a descomponerse y lentamente los huesos fueron sumergiéndose en el asfalto que actuó como un preservador natural. A medida que caían uno sobre otro iban haciendo peso y se hundían más en el yacimiento de huesos.

Una buena parte del ecosistema que existió hace 2.5 millones de años en nuestro país y que formó parte de la historia reseñada anteriormente, quedó atrapado en estos pozos de asfalto, uno de los cuales fue hallado en el 2006 por empleados de PDVSA-Exploración y Producción de Oriente en la zona de Orocual.

En este depósito, que tiene una superficie de 18.000 metros cuadrados y más de 37.400 metros cúbicos de asfalto, se hallaron dantas, báquiros, caballos distintos a los que se concocen hoy en día porque tenían patas más robustas, camellos, restos de un animal parecido a un rinoceronte, rabipelados, cachicamos gigantes del tamaño de un Volkswagen, osos hormigueros gigantes (tres veces más grandes al actual), reptiles, culebras, tortugas, aves acuáticas, gavilanes, zamuros, patos, perezosos gigantes, puercoespines, ratas arborícolas, chigüires, así como un tigre dientes de sable nuevo para la ciencia y para Suramérica: el Homotherium venezuelensis.

HOMOTHERIUM VENEZUELENSIS

Esta nueva especie, identificada oficialmente así en honor a nuestro país, fue aceptada el lunes 13 de diciembre de 2010 por la Sociedad de Paleontología de Vertebrados (The Society of Vertebrate Paleontology, son sus siglas en inglés), de acuerdo a lo que anunció el doctor Ascanio Rincón, paleontólogo del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).

“Se envió un manuscrito que fue sometido a revisión por varios árbitros especialistas pertenecientes a esta alianza mundial que agrupa a todos los paleontólogos de vertebrados del mundo con sede en Cleveland-EEUU, quienes validaron luego de 6 mese de arbitraje, la certeza del hallazgo” explicó.

El doctor Rincón explicó que fueron encontradas unas 200 piezas de elementos esqueléticos solo en la superficie del depósito, entre distintas mandíbulas parciales, colmillos, dientes, evidencia que sugiere que por lo menos había unos 7 individuos del género Homotherium, familia Felidae que son todos los gatos, y la subfamilia Machairodontinae que son todos los tigres con dientes largos, dientes de sable y cimitarra. Los tigres dientes de cimitarra que se encontraron en el Breal de Orocual pertenece a una tribu que se llama Homotheriini que separa los tigres dientes de sable de los tigres dientes de cimitarra.

“La diferencia entre un tigre dientes de sable y un tigre dientes de cimitarra -aclaró- es que el canino del dientes de sable tiene forma de hoz, como una curva bastante contínua; en cambio, el tigre dientes de cimitarra, parece una cimitarra árabe, son como estos cuchillos que tiene un doblez en el medio y filo por los dos lados, el de sable también pero el tamaño de la corona es mucho más robusta y corta, la de cimitarra es más larga y delgada”, indicó.

EN EL CAMPO

Un equipo multidisciplinario que involucró a personal de PDVSA-La Estancia, PDVSA-Intevep y PDVSA-Exploración y Producción de Oriente, el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), e investigadores del IVIC impulsó la participación de la comunidad en los trabajos de investigación en el Breal de Orocual.

“Estamos haciendo proyectos socioeducativos, construyendo un módulo de investigación que sirva como escuela de campo y como punto de partida para las investigaciones paleontológicas en el oriente de Venezuela, por eso queremos comprometer a las comunidades aledañas y a los centros educativos de la región” dijo Ascanio.

A su juicio, no es posible pensar en la idea de que en casi 200 años de historia de la paleontología se descubran especies nuevas, argumentando que esto sucede porque no se ha explorado el territorio venezolano.

En ese sentido, destacó que “faltan especialistas que aborden estos temas, falta mayor interés de parte de las autoridades que dictan las pautas para que continúen estas investigaciones, no hay leyes claras que permitan hacer este tipo de investigación en el país, lo que a menudo dificulta la labor de investigación”.

Los investigadores del IVIC apuestan al reto de hacer un proyecto de mayor envergadura que implique la exploración de los depósitos de asfalto en todo el territorio venezolano.

“Este sería un proyecto bien interesante porque conectaría muchas bioregiones, sería como hacer un gran muestreo a nivel nacional, pero también apuntaría a Colombia, Brasil, sobretodo a las zonas secas que fueron abiertas en algún momento; porque la selva amazónica como la conocemos ahora era una selva muy fragmentada donde los espacios vacíos de selva eran ocupados por una sabana, era una gran sabana y por ahí probablemente se movieron los grandes animales como mastodontes, camellos, caballos, etc., tenemos que buscar yacimientos del pliopleistoceno para hacer una equivalencia”, asintió.

PALEOMAPAS DE VENEZUELA

Como parte de los proyectos que dirige la Unidad de Biodiversidad Venezolana (Biodiven) del IVIC se desarrolla Paleomapas de Venezuela, que pretende realizar un inventario paleontológico de todas las localidades del país, para localizar los registros fósiles y ofrecer un aporte al conocimiento de la diversidad biológica del pasado.

“Buscamos recopilar toda la información que se ha publicado de vertebrados de Venezuela, saber cuál es el estado actual de los museos que albergan las colecciones paleontológicas aquí y en el exterior, prospectar los sitios paleontológicos que están registrados en la literatura y los que no saberlo, para luego juntar todo esto y hacer un gran mapa con coordenadas geográficas que esté a disposición de cualquier investigador desde la web. Hemos registrado hasta la fecha unas 72 localidades, concentradas principalmente en los estados Falcón y Lara, es decir, del lado norte del Orinoco ahora estamos explorando el lado sur”, señaló el investigador del IVIC.

Los restos fósiles encontrados hasta el momento se encuentran bajo el resguardo del instituto de investigación con la idea de disponer a futuro todo en un gran Museo de Historia Natural.

“Deseamos socializar este conocimiento a través de libros y la web porque no hay condiciones adecuadas para poder exhibir un ejemplar tan delicado como este; necesitamos seguridad, vidrios blindados, un apropiado resguardo del material para exhibirlo, temperatura constante, humedad controlada, lo más importante es una institución que se haga responsable, porque como toda colección científica es patrimonio cultural de la nación”, acotó.

El investigador destacó entre otras cosas la importancia de la fusión de varias instituciones del Estado en pro del mismo objetivo: garantizar la seguridad de la localidad del Breal de Orocual, promover la investigación en el sitio y la participación de la comunidad, y para el futuro la realización de la primera excavación formal en el sitio con personal de investigación venezolano y el apoyo de científico de México, España, Argentina, EEUU, y Francia, para conformar un grupo multidisplinario.

Texto/MPPCTI
Foto/IVIC