Por: Carolina Escarrá G.
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El 20 de agosto entró en vigor el Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica, plan de recuperación económica a tres pasos, para proteger al pueblo y generar un nuevo modelo económico que acabe con el modelo rentista petrolero monoproductor, para acabar con la “dinámica de especulación e hiperinflación” que afectan al país producto de la guerra económica dirigida desde el extranjero, de acuerdo con la dinámica especulativa globalizadora en la que merma la producción y terminan generándose burbujas financieras e inflacionarias como las que llevaron a la crisis mundial en el año 2008, y de la que Venezuela no recibió coletazos gracias a las políticas internas del Comandante Eterno.
Este programa implica un conjunto de medidas en materia de precios, de salarios, de política fiscal y tributaria, de políticas de subsidio, de política monetaria, entre otros aspectos que van concatenados en una simbiosis que va a permitir trascender el modelo histórico rentístico petrolero, para lo que el presidente Nicolás Maduro se ha planteado un plazo de dos años, a pesar de que algunos cambios se han comenzado a ver en el corto plazo, como cuando vamos a adquirir algunos de los productos regulados, al mercado.
Específicamente el 20, en medio de conjeturas e incertidumbres de sesudos actores de la derecha nacional e internacional, inició el proceso de reconversión monetaria para la entrada en funcionamiento creciente del nuevo cono monetario del Bolívar Soberano (BS), que reduce en cinco ceros el valor actual del Bolívar Fuerte y que está anclado a la criptomoneda Petro, cuyo valor está vinculado al precio del barril de petróleo, con su valor referencial publicado diariamente por el BCV “pa’ que se acabe la especulación de la moneda venezolana” en palabras del propio presidente Nicolás Maduro, que llevó a tener referencias de precios en efectivo y en forma digital totalmente diferentes, además de la venta de nuestro papel moneda especialmente en la frontera con Colombia, pero ya generalizado.
Por otra parte, comenzaron también otros procesos de esta Nueva Etapa de la Revolución, como la ubicación del salario mínimo por el orden de los 1.800 BS, que equivalen a medio Petro; y de fijación de precios con 25 rubros alimenticios ya establecidos, además del PMVP; un aumento al IVA y el establecimiento de un tipo de cambio único, que fluctuará de acuerdo a las subastas del Dicom; en tanto que se está a la espera de otras medidas como el aumento de la gasolina a precios internacionales, aún cuando hay un subsidio para los vehículos registrados en el sistema Patria, en lo que en un artículo de opinión se denominó “un proceso histórico que inicia una recuperación económica sin depender del FMI”, donde además de lo anterior se pone el acento en las transformaciones a nivel de la tarea pendiente de impulsar y consolidar el aparato productivo del país.