Obispos de Australia se oponen a denunciar los abusos conocidos en confesión

La iglesia católica de Australia dijo el viernes que se opondría a las leyes que obligan a los sacerdotes a denunciar el abuso infantil cuando obtienen la información en el confesionario, lo que prepara el escenario para un enfrentamiento entre la mayor religión del país y el Gobierno.

El Papa Francisco, líder de los 1.300 millones de católicos del mundo, se enfrenta a crisis de abuso sexual en varios países y la posición adoptada por los obispos australianos refleja la conservadora y poderosa influencia de la iglesia. En su reciente visita a Irlanda, el Papa Francisco pidió perdón por la multitud de abusos sufridos por las víctimas en Irlanda, y prometió que no se producirán más encubrimientos.

 

La Conferencia de Obispos Católicos de Australia (ACBC, por sus siglas en inglés), el principal cuerpo católico del país, dijo que no aceptaba una recomendación de una investigación oficial que obligaría por ley a los sacerdotes a denunciar a la policía abusos cuando se enteren de ello bajo confesión.

Dos de los ocho estados y territorios de Australia han introducido leyes que consideran un delito que los sacerdotes oculten información sobre los abusos que se escuchan en el confesionario, mientras que los otros han dicho que están considerando su respuesta.

“Esta ley propuesta está mal concebida y es impracticable, no hará que los niños sean más seguros, y lo más probable es que socave la libertad religiosa”, dijo el presidente de la ACBC Mark Coleridge a los periodistas en Sídney, refiriéndose a la santidad del confesionario.

La confidencialidad de la confesión es “un elemento no negociable de nuestra vida religiosa y encarna una comprensión del creyente y de Dios”, agregó Coleridge. El veintidós por ciento de los australianos son católicos y la nueva normativa abre un inusual cisma entre la iglesia y el Gobierno, en un país que se adhiere a una constitución secular.

El año pasado, Australia finalizó una investigación gubernamental de cinco años sobre el abuso sexual infantil en iglesias y otras instituciones, en medio de acusaciones en todo el mundo de que las iglesias habían protegido a sacerdotes pedófilos trasladándolos de parroquia.

La investigación concluyó que el siete por ciento de los sacerdotes católicos en Australia entre 1950 y 2010 había sido acusado de delitos sexuales contra niños y casi 1.100 personas habían presentado demandas de agresión sexual infantil contra la Iglesia Anglicana durante más de 35 años.

 

Las acusaciones de encubrimientos en la Iglesia han dañado también al Papa Francisco, quien ha sido acusado por un arzobispo de Estados Unidos de saber durante años sobre la conducta sexual inapropiada de un cardenal estadounidense y no hacer nada al respecto.

T/lavanguardia.com
F/AP