Por Nelson Guzmán|El odio como recurso político (Opinión)

La derecha latinoamericana es implacable con sus enemigos políticos. En Brasil la oligarquía ha retomado el camino del golpe de Estado para dar al traste con el gobierno de Dilma Rousseff. El discurso del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva ha sido una defensa histórica de la democracia. El lenguaje de este hombre ha convocado a los negros y a los desheredados de la Tierra a defender a la Mandataria brasilera. Esta agenda golpista fue utilizada en Paraguay por las élites del poder contra Fernando Lugo. El golpe parlamentario desprecia a las masas y su decisión de apoyar a la Presidenta en las calles. Una vez más los recursos lingüísticos del golpismo y la televisión mediática tratan de desprestigiar a la gobernante. A la derecha los fines perseguidos le parecen legítimos, el vicepresidente Michel Temer y el jefe de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha se creen acorazados por una decisión ética. Acusan a la Mandataria de haber ocultado la triste precariedad de las finanzas de Brasil.

El discurso de Lula ha hecho un retrato realista del Brasil neocolonial que esa derecha quisiera revivir. Hoy el promedio de vida en Brasil aumentó, la educación se ha masificado.

El drama en América Latina es que el modelo económico neoliberal es de total exclusión. La política del imperio estadounidense trata de desacreditar a Evo Morales, a Rafael Correa, a Nicolás Maduro, a Daniel Ortega, a Cristina Fernández. Por todo lados se trata de montar un tinglado de descrédito contra el socialismo. Sin embargo, las realidades son de un inmenso realismo: en Argentina Mauricio Macri ha comenzado a suprimir los programas sociales que dejó la presidenta Cristina. Se ha montado una verdadera escuela de las sospechas y los miedos seculares han aumentado.

En el caso venezolano se ha tratado de desbancar el ideal bolivariano. Bolívar fue sacado del sitial que debe ocupar en los organismos públicos por Henry Ramos Allup. El Bolívar mestizo que concibió la iconografía -luego de la profunda investigación ciéntifica impulsada por el comandante Chávez- hirió la susceptibilidad de una oposición apátrida y dispuesta a todo con tal de recuperar el poder.

El caso de Brasil es emblemático hace tan solo 30 años que este país recuperó la democracia y tiene derecho a la inclusión de sus ciudadanos. El odio opositor hacia Dilma es enconado. No está acusada directamente de corrupción, pero sí lo están parlamentarios, funcionarios gubernamentales y voceros del sector privado. La lucha es enconada sobre todo por la populosa población que hay en Brasil. A toda máquina el imperio estadounidense quiere recuperar su hegemonía en el Sur.

En Venezuela se pretende igualmente desequilibrar al gobierno del presidente Nicolás Maduro: con el bachaqueo, el sabotaje económico, la existencia de Dólar Today, intentan crear una conmoción en el país. El bachaqueo ha puesto en terapia intensiva a la economía venezolana.

Todas las propuestas conducen a la conclusión de que la única manera de salir del desfiladero es tomar medidas duras contra los acapadores, contra los especuladores que duplican el precio de los productos. Nunca había conocido este país un fenómeno como éste.

Igualmente se intenta derrumbar al gobierno democrático de Maduro mediante el sabotaje de los paramilitares y el sicariato.

El odio sigue imponiendo sus garfios. América Latina vive una conspiración externa e interna que siembra el sobresalto y las dificultades. Cada día padecemos el sabotaje eléctrico y la colombianización de la vida civil. La derecha trata de implosionar nuestras instituciones.

guznelson@yahoo.es