La Organización de Estados Americanos (OEA) sin explicar las causas, aplazó para el martes la sesión extraordinaria que analizará otra vez la situación en Paraguay tras la destitución del presidente Fernando Lugo por parte del Senado del país suramericano.
La reunión estaba convocada inicialmente para el lunes 9 de julio.
Ahora la consulta en la que pudieran debatirse posibles acciones respecto a la crisis política en esa nación suramericana tendrá lugar en la sede del organismo, a las 10:00 hora local, 1400 GMT, precisó un parco comunicado.
José Miguel Insulza, secretario general del organismo, efectuó a inicios de esta semana una visita a Asunción, al frente de una denominada «misión informativa» compuesta por representantes de Canadá, Honduras, Haití y México.
Insulza y su equipo se reunieron con Lugo, así como con el nuevo mandatario Federico Franco; el canciller José Fernández Estigarribia, y con legisladores, miembros de la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo de Justicia Electoral, periodistas y representantes de organizaciones sociales y empresariales.
La semana anterior el Consejo Permanente de la OEA efectuó una sesión extraordinaria sobre el tema, aunque evadió la aplicación de medidas concretas para enfrentar la crisis política.
En contraposición, el embajador de Venezuela Roy Chaderton, sentenció que el organismo ha tenido una «respuesta tímida ante el circo» que se efectuó en el parlamento paraguayo.
Chaderton calificó al grupo de parlamentarios paraguayos de «rebaño de dinosaurios» que sin pruebas y en unas pocas horas destituyeron el 22 de junio a Lugo, legítimamente electo por su pueblo.
Hasta el momento los pronunciamentos y posturas más firmes han provenido del entorno latinoamericano, después de que gobiernos como el de Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba, entre otros, criticaron en los más duros términos lo que califican como un golpe de Estado parlamentario en Asunción.
El Mercado Común del Sur y la Unión de Naciones Suramericanas convinieron en excluir a la nación sureña hasta tanto se efectúen elecciones de las cuales emerja un gobernante producto de la voluntad popular.