Se están cumpliendo 11 años del comienzo del intento por parte de la oligarquía y de quienes desde el exterior le imponen su agenda para detener el avance de las políticas nacionalistas que la Revolución Bolivariana y su líder histórico, el comandante Hugo Chávez, implantaban en el país.
En los años 90 la apertura petrolera traía de la mano la privatización del sector energético, desmontando el aparato fiscal para la captura de la renta petrolera, rompiendo la cuota de la OPEP y hundiendo el precio del barril de petróleo.
La Revolución Bolivariana de manera inmediata, en el poder, cumple con la cuota OPEP, rescatando a la organización de la anarquía, y haciendo subir el precio del barril.
Igualmente obliga posteriormente a los capitales a migrar a la figura de empresa mixta con mayoría accionaria venezolana, y certifica las reservas de petróleo, convirtiendo a Venezuela en el país con la mayor reserva del hidrocarburo líquido en el mundo.
La derecha ante la reversión del proceso de privatización arremete con un golpe de Estado y con el paro petrolero, atentando contra todos los venezolanos.
Los daños fueron gigantescos, haciéndose sentir hasta nuestros días, dado que aunado a la paralización de labores hubo saboteo de las instalaciones, poniendo en peligro la vida de los que valientemente se mantuvieron en sus puestos.
Hoy Pdvsa es la empresa con más reservas del hidrocarburo líquido del mundo, y gracias a la derrota de la llamada meritocracia, se ha utilizado gran parte del caudal de recursos producto de la venta de petróleo para la inversión social.