Esta columna relata una ensoñación difícil de tragar. El Presidente de la Asamblea va a consulta psiquiátrica. Uno de los mas impertinentes y desbocados políticos que conozco decide torear los agobios que le causan los tuits que recibe. Plantea sus dudas al hijo de Sócrates Pirela, así se llama su psiquiatra. ¿Dr. es malo que yo siempre tengo la razón… Y me cause picazón en el trasero, oír las insensateces de Chuo y los lechuguinos?
Les molesta que no escuche cuanto los Cuatro proponen y menos al resto de los chismosos de su nido de chiripas, a quienes, le juro Dr., no me los calo. Jauría de exchavistas y exguerrilleros reencauchados, que en las primeras de cambio seguro me van meter un zancadilla. No es lo mismo cuando deambulo en la Casa del partido, allí hasta el alma del “Negro” Encarnación me aplaude cada palabra. La única atravesadita es la Señora Presidenta, felizmente la veo poco, porque ella despacha desde la peluquería Carita, y eso la mantiene sedada.
Donde tengo mas problemas es cuando me encaramo -ojo, Doc, en la tarima- porque me emociono tanto conmigo mismo, que algunas veces me excito, como el día que los llamé “mariposones”, “petimetres” . Igual la otra tarde cuando andaba de los mas enardecido y decidí ejemplificar, y para ello me jamaquié, “el que te conté”, con las dos manos, en plena calle. En fin, ayúdeme a ver como controlo un poquito esas travesuras. Mándame una plana, escribir, 100 veces: “…no debo tocarme las partes en la calle”.
Le cuento, y no sé por qué, mal interpretan esas guasas mías: llamar cabro.. a los militares. Menos haber dicho lo mismo de las y los magistrados y decir que “empuercaron al TSJ”. Que poco sentido del humor. Menos mal que mi mujer me dijo: “no le pares” y eso tranquiliza. Reconozco que a veces me contengo poco, bueno son estilos de mi familia que a nadie interesa. Ni a Ud.
Doctor, soy un hombre de acción, por eso di seis meses para sacar a Maduro. Y, después de esa densa estrategia, Borges y sobre todo Escalera Capriles se empeñan en que les dé detalles. Como no tienen ideas, critican las mías, en vez de trabajar para lograrlo. Otras que no soporto, a las señoras selfis que andan en campaña electoral y siempre, me quieran robar cámara. Me preocupan ellas y ellos. Los voy a mandar para que Ud. decida cómo ayudarlos.
¡Patria, psiquiatría o muerte!