Crímenes contra la humanidad y limpieza étnica, así calificó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) la campaña lanzada por Myanmar, país predominantemente budista, contra los musulmanes rohingyas. Los asesinatos en masa y las violaciones grupales, además de quemar sus poblaciones figuran entre estas prácticas.
Más de 200 testigos entrevistados individualmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) denunciaron asesinatos de bebés, niños, mujeres y ancianos, disparos contra personas que huían, la quema de aldeas completas, detenciones masivas y violencia sexual masiva y sistemática.
Por otra parte, Malasia, un franco crítico del tratamiento de Myanmar, envió un barco con toneladas de alimentos y suministros de emergencia a los rohingyas y pidió el fin del sufrimiento de esta minoría en Myanmar.
La nueva ola de agresiones sectarias contra los musulmanes rohingyas comenzó en octubre pasado. Desde entonces, al menos 69 mil civiles han huido del estado de Rajine, donde vive un millón de musulmanes, hacia Bangladés.