Desde Guayana|¡Al especulador, ni agua!

Los productos de primera necesidad en Mercal, Pdval, Bicentenario y supermercados de Ciudad Guayana brillan por su ausencia en los anaqueles de esos proveedores de alimentación ya que son arrasados por los bachaqueros.

Por más que el presidente Nicolás Maduro anuncie medidas drásticas para combatir ese flagelo, más aumenta la escasez y la especulación de esos productos.

Los bachaqueros no le paran; no le paran porque no hay castigos severos para ellos ni para quienes le proporcionan los productos, ya que son de la misma mafia que se encuentra enquistada dentro de esos centros proveedores de alimentos.

No se pueden permitir que en las calles y en las bodegas de los barrios se vendan los productos de Mercal, Pdval y Bicentenario a ocho y 10 veces más que el precio justo fijado por la Superintendencia de Precios.

Las autoridades públicas de la gobernación, alcaldía, Guardia Nacional, no hacen nada para detener a estos delincuentes y los integrantes de los Consejos Comunales se han convertido en cómplices de estos bandidos.

Por más amenazas que hagan, no me van a callar. Quien ame la patria de Bolívar y Hugo Chávez no debe temer por decir la verdad, y mucho menos permitir que sigan especulando al pueblo; da la impresión de que estos mafiosos no son venezolanos.

Son peor que el atracador profesional, que somete a sus víctimas con arma de fuego para despojarlo de sus pertenencias, corriendo riesgos de recibir un tiro.

El especulador es peor que el atracador, se aprovecha de la necesidad de quien busca los alimentos para llevarlos a su hogar para alimentar a sus hijos; y caemos en sus trampas al tener que comprarle los artículos a precio exorbitante.

El cemento es otro producto de primera necesidad. Una ferretería en la “esquina caliente” de Unare vende el saco en 220 bolívares pero nunca se consigue ya que los llamados “bachaqueros” los acaparan todos en complicidad con empleados del mismo negocio.

En días pasados entre a la ferretería a solicitar cemento, me informaron que estaba agotado, como era de esperarse y para conseguirlo debería madrugar o dormir en la cola con derecho a comprar dos sacos; el mismo empleado me presentó a un joven que estaba a su lado, quien me ofreció 25 sacos a Bf 600 c/u y que eran los últimos que le quedaban según él. ¿Quién cree usted que es el que le suministra el cemento a estos especuladores, amigos lectores?

El Gobierno tiene y debe aplicarle la ley a estos bandidos con hechos y no con palabras; están desangrando al pueblo venezolano, no hay que dejar que corra el tiempo, para mañana es tarde. ¡Patria, socialismo, viviremos y venceremos!

rangelJuan1@hormail.com
Puerto Ordaz / Edo. Bolívar

Estoy de acuerdo con el autor del artículo, por eso es que existe tanta inmoralidad en este país porque no castigan al infractor o mejor dicho al delincuente que está robando al pueblo necesitado de los productos esenciales. Yo como ciudadana de esta nación exijo el castigo máximo a esos delincuentes especuladores responsables de tanto daño a mi país. Lamentablemente en Venezuela existe la cultura que consiste en conseguir el dinero fácilmente, sin trabajarlo, perjudicando al prójimo. Pienso que la cárcel y la denuncia que podemos formular ante los organismos competente se estaría contribuyendo con la erradicación de este flagelo que tanto ha afectado nuestra moral.