Por William Castillo Bollé|Asalto al cielo (Opinión)

“Villa Rosa” ha terminado convirtiéndose en la más importante y trascendente victoria política de la Derecha venezolana desde el 6D. Así lo posicionan en las redes sociales quienes ven, en el sorpresivo cacerolazito de Nueva Esparta, un gesto independentista a la altura de Gual y España, por decir lo menos. Los medios se dan banquete atrayendo tráfico histérico a sus portales, repitiendo una y otra vez un confuso video que se supone grabó en vivo y directo la épica de Villa Rosa, ese neo asalto al Moncada que ha puesto contra las cuerdas al “régimen”. Un famoso cocinero opositor se atrevió incluso a predecir ante sus 798 mil seguidores que Villa Rosa pasará a la historia como “el comienzo del fin”, y se ofreció a idear un platillo y dedicarlo a tan magna fecha. Así es la gesta que libra la oposición por devolverle el país a los ricos.

Si no fuera tan ridículo pasaría por patético este “chou”. La Derecha viene de reunir a unos “decenas de miles” de seguidores en varias avenidas de su zona de confort electoral. “Decenas de miles”, repito, si hemos de creer al diario el País de España, uno de los sponsors de la MUD. Ofreció tomar el cielo por asalto el 1S y terminó llamando a cacerolear. No hubo discurso, ni línea, ni saldo político. No hubo mensaje ni esperanza. Reinó la confusión, la decepción, y como venganza simbólica, unos cuantos vándalos decidieron por su cuenta ir a drenar la arrechera, gritando en las redes “Maldita MUD”.

Como acto movilizador de sus bases, como gesto para reencontrarse y patear calle, el 1S cumplió un objetivo para la Derecha. En términos de sus demagógicas y sobredimensionadas expectativas (sacar a Maduro) fue un fracaso estruendoso para su dirigencia. No sólo la Derecha no avanzó un ápice, sino que retrocedió. Parte del aparato parapolítico y criminal de Voluntad Popular ha sido desmantelado, o al menos reducido. Las divisiones internas de la MUD le impidieron inclusive acordar un orador para la tarima.

La Derecha se golpeó a sí misma, porque en el anti clímax de este largo golpe contra Maduro necesitaba una demostración de fuerza; un gesto fresco para los medios, su fanaticada y “occidente”, articulada en secreto -no me queda la menor duda- con una operación paramilitar, afortunadamente desmantelada. Todo se derrumbó, por ahora.

Por eso Villa Rosa viene al rescate. Un fiasco se tapa con un escándalo. Así es la política moderna, donde las imágenes sustituyen los discursos y mensajes, y donde las TT y los RT suplantan la opinión pública.

Aún se  está lejos de una victoria definitiva sobre las fuerzas golpistas. El chavismo, con Nicolás Maduro al frente, le ha propinado a Estados Unidos una nueva y clamorosa derrota. Una victoria en toda la línea, digna de Chávez. Una más, aunque no será –como quisiéramos- la última. Como dicen en las series de televisión, la batalla estratégica por la soberanía, la dignidad y la independencia de Venezuela, “continuará”.

Por ahora, celebremos el pedacito de paz ganado el 1S.

Y durmamos con un ojo abierto.

William Castillo Bollé
wcastillo@gmail.com
Caracas