La bicicleta es un medio de transporte que se populariza a finales del siglo IX, llega al mundo a darnos a las mujeres un medio de transporte sano, ecológico y placentero. El uso de la bici cambio por completo el mundo de las mujeres victorianas, que encontraron una manera para movilizarse; con su arribo se acabaron las faldas largas y pesadas, permitiendo a nuestras antepasadas salir solas a la calle, como los sillines o asientos de bici en su roce involuntario con el clítoris puede producir orgasmos, permitió a muchas mujeres conocer y disfrutar de su propio placer.
Es tanto así que los hombres, preocupados por la independencia que este medio de transporte daba a las mujeres, fueron capaces de arrojar su veneno con unas, y que estudios científicos en los que se identificaban varias patologías que producía conducir bicicleta, la revista Literary Digest en 1895 habla de una enfermedad llamada “cara de bicicleta”, la cual consistía en palidez, ojeras, labios apretados y mirada saltona. Pero no se quedaban allí, también podían sufrir de posibles daños reproductivos o desplazamientos del útero. Además muchos estudios de la época advertían sobre el peligro que significaba masturbarse con el sillín, ya que seguro quitaba las ganas de procrear.
Pero el patriarcado se impuso, y el automóvil, símbolo de poder masculino, con su ruido ensordecedor y su velocidad sin sentido, se impuso a la hermosa, delineada y silenciosa bicicleta. Los grandes emporios automovilísticos por décadas han luchado en todos los espacios contra el uso de la pequeña y hermosa bicicleta.
Aún hoy la bicicleta sigue retando la visión masculina de la movilidad, en el Manual de Autodefensa Feminista, del mexicano Comando Colibrí, recomiendan el uso de la bici para que las mujeres nos desplacemos de forma segura.
En España ya vemos como compañeras que en un esfuerzo de generar autoempleo, crearon Radius Mensajeras, donde todas son mujeres.
En Venezuela el movimiento de ciclismo urbano ha avanzado muchísimo, junto a la Alcaldía del Municipio Bolivariano Libertador, con esa hermosa ciclovía que atraviesa gran parte del municipio y en la que puedes conseguir bicicletas prestadas por este ente, para huir del estrés mientras haces diligencias o para lo que quieras.
Hace ya dos años, con compañeras y compañeros de estos colectivos, estuvimos protestando contra el Miss Venezuela, porque ellas y ellos entienden la bici como una herramienta de liberación en todos los sentidos; se reivindican como un movimiento que no se ajusta a lo que el sistema de consumo impone y, por lo tanto, ni desean ni quieren los estereotipos de belleza únicos y alienantes.
Desde aquí, desde la Araña Feminista, saludamos a quienes en resistencia contra el sistema hegemónico vienen dando una batalla que podría cambiar el mundo y nuestro país, haciéndolos mas sostenibles, mas limpios, mas felices y sobre todo con mas orgasmos.