Me la quise tirar de gracioso y puse la torta.
Resulta que, mi familia es casi toda antichavista. El 31 estábamos celebrando en casa, con los tíos, las tías, primas, primos, sobrinos, etc. y a mi no se me ocurrió mejor cosa, a 3’47” para las 12, que sintonizar Venezolana de Televisión.
No sé si me explico: mis padres tienen bloqueado el canal. Bloqueado, bloqueadito. Pero como yo me sé la clave, lo puse. Y ahí me dí cuenta de que la cosa no iba por buen camino. Nadie dijo nada, nadie objetó el asunto, no hubo llamados al artículo 350 o a la libertad de expresión, ni siquiera se quejaron de Cadivi.
Lo único que se escuchaba era “¿Cuánto falta?”, a lo que yo respondía “2’ 35” y más tarde “1’20”.
Horas antes, pude sintonizar el canal sin que nadie chistara, porque tocaba la Dimensión Latina, así que parecía HTV o un programa especial de Venevisión, pero no, era el canal 8: Plaza Bolívar hasta los teque teques, una animación que es mejor olvidarla, pero bueno parece que alguien la tenía que hacer y tanto Fabiana (Ochoa) como Simón (Pestana), que no son expertos en estas lides, salieron al ruedo y ni siquiera pudieron nombrar las parroquias de Caracas.
Yo con Simón tenía la esperanza de que saliese del aprieto nombrando las provincias de Argentina y comentando sobre la integración sudamericana, pero nada.
Horas más tarde, el terror de que estos dos me arruinasen el “Contrabando Mediático 2009-2010” era bastante grande, pero me armé de valor y recordé que Fabiana y yo somos amigos y que a Simón le estaré eternamente agradecido por esa brillante realización de “El Animador” de Rodolfo Santana, en consecuencia confié en ellos…muy chorreado, pero confié… lo importante es confiar…digo.
Y nada, como el canal tiene bloqueador se fue a negro cuando faltaban como 10 segundos, volé con el control, puse la clave…y luego del incomodísimo silencio toda la familia gritó “¡Cuatro!”…y de ahí pa’ bajo hasta el “¡Feliz Año!
Los vi tan felices, que comprendí la torta que puse.
A quién se le ocurre contagiar a unos antichavistas con una celebración chavista: a mí, a quién más. Que falta de tino, que falta de visión revolucionaria, que falta de timing político.
Estamos infestados de infiltrados, la derecha endógena manda más que un dinamo, en los cinco Poderes los capitalistas se reproducen como acures y a mí se me ocurre contagiar a otros capitalistas, como si no fuera ya demasiado duro lidiar con los que tenemos.
Mi familia en lo que empiece a tratar a un chavista lo contaminará. Cuando el chavista vaya por febrero criticará las medidas para paliar la crisis energética, en Semana Santa criticará a Cadivi por los dólares, más tarde dirá que el Bicentenario no importa, que aquí lo que importa es la inseguridad, en mayo se quejará de lo poco que Chávez aumentó el salario, en junio propondrá que la campaña de la oposición por la Asamblea se llame Batalla de Carabobo, en julio defenderá que si Bolívar viviese de seguro sería de la oposición, en agosto regresará de viaje de Europa comentando que aquí las cosas son más caras y que los euros que le dio Cadivi no alcanzaron para nada, en septiembre votará por los candidatos de la oposición, y la Asamblea quedará…
¿Se dan cuenta de lo que hice?
Lo confieso, he pecado.