Por Farruco Sesto| Conspiración, paciencia y futuro

La derecha, en plena tensión conspiradora, va desplegando sus fuerzas. A partir de esa cabeza de playa que es el espacio político de la Asamblea Nacional (AN), se prepara para el derrocamiento de la Revolución.

La confabulación de la oligarquía parasitaria y reaccionaria intensifica contra nosotros su guerra económica, financiera, mediática y psicológica, utilizando además a su favor, con habilidad perversa, los escenarios internacionales donde el capital es hegemónico.

Ata, desata y enreda en la conjura, tratando de minar los fundamentos sociales y espirituales de la Revolución, para acabar con ella.

A tal punto lo hace así que, habiendo desechado toda compostura, llama abiertamente a la destitución del presidente Nicolás Maduro. Ya en las redes, por ejemplo, su agresividad está histéricamente desbocada, buscando no solo desmoralizar, sino también amedrentar.

Tal como la derecha plantea las cosas, parece creerse ella misma que ya la fruta del poder está madura y la tiene al alcance de la mano.

A mi juicio se olvida de algo que es esencial: que el campo de batalla no está solo ni abandonado, porque aquí hay Pueblo, Gobierno y Fuerza Armada, comprometidos en llevar adelante un proyecto de Patria. Y además del Ejecutivo, hay otros tres poderes que conservan su dignidad, en un escenario de cinco donde la AN es el único dominado por la antipatria.

De qué manera que ¿cómo se presenta el panorama nacional ante la conjura opositora?

Hasta ahora el Gobierno Bolivariano que preside Nicolás Maduro, haciendo gala de una gran responsabilidad histórica, se ha manejado con extraordinaria prudencia, intentando que los demonios no se desaten y sorteando, para ello, las provocaciones con que la derecha siembra a cada rato la vía.

Lo mismo puede decirse del Poder Ciudadano, del Poder Electoral y del Poder Judicial, que han sabido comportarse con mesura a la altura de las circunstancias.

Por su parte la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), como pueblo en armas que es, ha venido dando claras demostraciones de su gran sentido patriótico, al acompañar a las grandes mayorías en sus dificultades.

Del mismo pueblo, como actor principal de la política en todo tiempo y lugar, ¿qué puede decirse sino que ha demostrado una gran capacidad de asimilación de la violencia contra él ejercida por la derecha, sin salirse de su guión de paz.

Pero ¿hasta cuándo durará esto? No está escrito en ningún lugar que nuestra insondable paciencia para aguantar las arremetidas durará por siempre. Recuerde la derecha enemiga del pueblo, que aquel que busca, encuentra.

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