Por Marcelo Barros|Día Mundial del Suelo (Opinión)

Por el hecho de que, actualmente, incorporamos a los Derechos Humanos los «derechos de la Tierra», en estos días en que celebramos la memoria de la Carta de los Derechos Humanos, la ONU propone que sea conmemorado un Día Mundial de los Suelos. Cuando hablamos de la Tierra, pensamos en la superficie del planeta, con su diversidad y la vida de la cual la Tierra es madre. El suelo es todo lo que está bajo la superficie, la profundidad de la tierra con sus riquezas ocultas. Por mucho tiempo, los suelos no han recibido la atención suficiente. No hemos logrado conectar el suelo con nuestros alimentos, con el cuidado del agua, el clima, la biodiversidad y la vida. Debemos cambiar esa tendencia y hacer de todo para preservarlo y restaurarlo.

De hecho, el suelo es la base para nuestra alimentación. Es el abrigo de los animales. Ofrece el combustible para nuestros transportes, la producción de fibra y también para los servicios para los ecosistemas y el bienestar humano. El suelo alberga una gran parte de la biodiversidad global y, por lo tanto, requiere tanto cuidado como la superficie de la Tierra.

Los suelos desempeñan una función clave en el aporte de agua potable y la resistencia a inundaciones y sequías. El mas grande depósito de carbono terrestre está en el suelo y por lo tanto su preservación puede contribuir a la adaptación y mitigación del cambio climático. El mantenimiento o fortalecimiento de los recursos mundiales del suelo es algo esencial para garantizar que las necesidades de alimentos, agua y energía de la humanidad sean atendidas.

Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas explica: «…Debemos garantizar la gestión sostenible de los suelos, basada en una gobernanza adecuada y en inversiones racionales. Juntos podemos promover la causa de los suelos que constituyen una verdadera base sólida para la vida”. La ONU quiere conectar a todos con los suelos y concienciarnos acerca de la importancia que tienen en nuestras vidas.

Para las tradiciones espirituales, el suelo representa la interioridad de la Madre Tierra. Por eso, debe ser venerado como una especie de útero de la vida. En las antiguas culturas orientales, en los primeros meses del embarazo, el feto pasa al útero de la Tierra y allí es nutrido y cuidado hasta nacer, cuando misteriosamente vuelve al vientre materno. Puede ser por eso que, en la Biblia, es desde el corazón de la Tierra que sube a Dios el grito de los afligidos y sufridos. Para los cristianos, la fiesta de la Navidad debe ser un reconocimiento de que el suelo ofrece el pesebre de Dios en el mundo.

irmarcelobarros@uol.com.br

Amén.Amo a la madre tierra.Dios lo creó para ser el escenario don todos los humanos cumplamos nuestra prueba de vida,