Por Hildegard Rondón de Sansó|Idelgar (Opinión)

Bien sé que el nombre usado por mi personaje es igual al mío en una versión ortográfica diferente, ya que los “nombres difíciles”, los que no son extraídos del santoral, sufren modificaciones en escritura y pronunciación.

El venezolano que está sufriendo los dramáticos efectos de un cambio de vida rotundo en el cual los bienes materiales disponibles se han hecho mas exiguos; las vías para mantenerse en las situaciones económicas, familiares y de salud, son también mas exigentes y las transformaciones no solo están en los elementos fácticos, sino también en los valores. El venezolano de ayer no es el mismo al hoy, y si pensamos que tiene muchos mas aspectos positivos, es necesario preservar tales elementos y mantener viva la imagen de lo que apreciábamos como valedero.

Idelgar es un venezolano de hoy por su formación y cultura, pero mantiene los mejores valores del venezolano de ayer: cultiva las buenas maneras, el trato cordial y el respeto por todos y cada una de las personas que lo rodean, respeto que no nace de la particular posición que algunos ostentan, sino de lo que intrínsecamente es.

En el estudio profesional de Idelgar lo primero que surge es el saludo cordial que se hace extensivo a todos los presentes. La presentación es el señalamiento de lo más resaltante de cada persona. Así, “…tengo el gusto de presentarles a XX, quien se desempeña como Bombero voluntario en la Universidad de XX”. Es decir que el visitante deja de ser un extraño para convertirse en un personaje con características dignas de respeto y afecto.

Es indudable que la aludida presentación es uno de los temas fundamentales de la relación de Idelgar con sus clientes, pero no es el único.

Otro de los elementos está en la oferta de un cafecito recién colado o de una botellita de agua mineral. Después de un detalle de esta naturaleza, caen completamente las murallas que cada uno construye frente al resto de las personas.

A la primera acogida, se pasa el segundo aspecto, que es el ambiente.

Idelgar te recibe con lo que el mas ama y desea que tú compartas: la música. La música que él te va a ofrecer forma parte del significado de la cultura presente: es posible que se trate de una secuencia de Marchinhas de Carnaval, oídas cuasi en sordina para permitirte ubicar la presencia de los tambores y las panderetas. Es posible que ese día Idelgar esté pensando en uno de sus viejos amores, nada mas y nada menos que Carla Bruni, respecto a la cual, la verdadera melodía que interpreta está en la voz aterciopelada de una mujer poliglota. Otras veces Idelgar tiene la nota mística y por eso lo que se oye es el inicio de un canto gregoriano.

Lo interesante de todo eso es que no hay nada que atente contra el ambiente, todo está dado en tonos suaves, delicados, capaces de permitir la coexistencia de variados sonidos y conversaciones. ¿Qué es lo que caracteriza el ambiente de Idelgar? Lo más importante son sus libros y allí están apilados libros de poesía; libros de arte; libros de arquitectura. Se trata de los obsequios de sus amigos, los autores que le han ido dejando trozos de sí mismos.

Pero no concluye allí la perfección del ambiente, sino que en las paredes esta la sinfonía de las distintas tendencias pictóricas que aluden a la estética y a esa tirana que reina en todo momento con severidad en el estudio de Idelgar, como lo es la moda en su mejor expresión: refinada, exquisita, a la espera de todos y cada uno de los que van llegando.

sansohildegard@hotmail.com
Caracas