Por Fernando Travieso|Industrialización y Orimulsión (Opinión)

La gran deuda que tiene la Nación venezolana es con la realización de un proceso de industrialización que permita llevar la independencia política al campo económico, a lo que gran cantidad de factores endógenos y exógenos se oponen.

El proceso debe tener como eje fundamental a los hidrocarburos, y expandirse al resto de las actividades económicas, siendo el intento realizado para la época con la producción de Orimulsión muy relevante, a pesar de dos características básicas que incidieron de manera directa en su eliminación.

La primera: su precio de venta no reflejaba el valor del petróleo presente en la fórmula y, la segunda: se utilizaba para vulnerar la cuota OPEP, elementos válidos en su momento, recordando que hubiese podido renegociarse los contratos con precios internacionales del crudo y ajustar su producción a lo exigido por esta Organización.

La Orimulsión era tecnología nacional, aspecto esencial en la lucha por la soberanía en el campo petrolero, pero utilizada de manera errónea, al situar el precio de realización en contra de los intereses de la industria petrolera nacional.

Hoy en día pudiera tener utilidad en el transporte del petróleo extrapesado de la “Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez” para la exportación, revirtiendo la fórmula en el sitio de despacho, y supliendo la utilización de diésel en la generación termoeléctrica donde resulte muy complejo la llegada del gas.

La producción de tecnología nacional en el área de los hidrocarburos es primordial para romper las cadenas del subdesarrollo, lo que debe envolver a toda la economía, para dejar de ser un país monoexportador de materia prima.

El aumento en el precio del barril de petróleo gracias al esfuerzo realizado por el presidente Nicolas Maduro y su equipo de Gobierno, debe motorizar la industrialización nacional con materia prima del país, así como tecnología autóctona en las cadenas asociadas.

T/ Fernando Travieso
ftraviesove@yahoo.com
Caracas