Por Freddy Fernández|Los juegos del hambre (Opinión)

Quizá uno de los frutos más inesperados de la dictadura de Pinochet fue la banda de rock “Los prisioneros”. La realidad era atroz, que duda cabe, pero la manera de contarla no tenía porque asumir el clima trágico con que la habrían visto desde Europa.

En el cine se pueden encontrar ejemplos más claros. Contrastan abiertamente películas como “Missing”, de Costa-Gavras y “La frontera” de Ricardo Larraín.

Ambas abordan el tema de la dictadura en Chile y la represión, pero el absurdo, el humor y la firme esperanza transmitidas por Larraín constituyen un sello latinoamericano que siempre sabe asomarse e imponerse en medio de cualquier circunstancia.

Este sello tiene presencia fundamental en la salsa. “Juan Albañil”, “Sobre una tumba, una rumba”, “Pedro navaja”, “Cipriano Armenteros”, “Mala suerte”, “El cantante” y un sin fin de títulos más nos marcan una pauta clara de que, en la región, confrontamos a la desgracia con toda la fuerza que nos dicta una alegría a la que no estamos dispuestos a renunciar bajo ninguna circunstancia.

El mismo sello lo podemos rastrear en la literatura. Oficio de difuntos, El otoño del patriarca, Pantaleón y las visitadoras, La muerte de Onorio y La consagración de la primavera son, entre otras novelas, una clara muestra de esta manera de ser.

A la oposición venezolana no le interesa que la realidad del país sea una que está impregnada de problemas. Quiere una realidad trágica. Quiere contar que estamos mucho peor de lo que logramos sentir frente a todas nuestras adversidades. Más que que contarnos lo que nos pasa, quiere convencer al espectador en el extranjero de que están siendo testigos silenciosos de una tragedia que en realidad no ocurre.

Ojalá sepamos encontrar el tono y la forma de contar de manera eficiente nuestra visión de lo que nos ocurre. Nuestra resistencia, nuestra perseverancia, nuestra defensa de los sueños y la heroica manera que hemos encontrado para no retroceder en nuestras conquistas de justicia social.

@filoyborde