Donald Trump, una vez electo presidente, respondió a la campaña sucia que en su contra desató el poder mediático yanqui, desde el New York Times y CNN hasta el Washington Post y Fox.
Les escupió que daban asco. En verdad, Trump apenas cogió una milésima de la porción de veneno que esos mismos medios suministraron a Chávez y le siguen administrando a Nicolás Maduro y la revolución bolivariana. En comparación a la campaña contra Venezuela, lo que Trump recibió fue una caricia.