La Asamblea Nacional (AN) adeco-burguesa arrancó con una interpeladera desaforada. A todo el que le caía mal, lo interpelaba. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tuvo que pararles el trote a estos interpelantes compulsivos.
El presidente de la Comisión de Contraloría, Freddy Guevara, no se enteró y llevó la manía hasta el otro lado del Atlántico. Amenazó con sentar en el banquillo de la AN a Pablo Iglesias, líder del partido español Podemos y lo citó.
Sonreído, Iglesias le pintó una torcaz al autor de este ridículo trasatlántico.