Cabe preguntarse ¿cuánto puede durar una ofensiva derechista en América Latina? en esta situación de avidez brutal del capital imperialista.
En Argentina tomaron el poder y no esperaron nada. En apenas cuatro meses de Gobierno los ricos dieron un zarpazo de proporciones siderales. El dinero que les ha ingresado es proporcional con el empobrecimiento de las familias trabajadoras. Al mismo ritmo, se van rompiendo los espejitos de colores y cae la figura del presidente Mauricio Macri.
La rapiña imperialista es tan voraz que no la ha podido frenar el Partido de los Trabajadores (PT) en el Gobierno brasileño y que afecta a la población venezolana, aun con el Gobierno Bolivariano. Imaginemos solamente cómo quedarían Brasil y Venezuela, en manos de un Macri carioca o caribeño.
El imperialismo siempre ha sido así. En sus orígenes, penetraba a sangre y fuego, trayendo ribetes de modernidad. Las vías de ferrocarril creaban un polo de progreso y civilización, a la vez que destruía las industrias propias y llenaba el interior de hambre y explotación. Pero, la propaganda imperialista asociaba a los ingleses lo moderno y adjudicaban el retraso a la propia impotencia nacional. Ellos traían el teléfono, la luz eléctrica, cierta infraestructura pública.
Hoy, ni eso. El imperialismo viene a destruir los avances científicos y tecnológicos que encuentre, a privatizarlo todo.
Casi no necesita infraestructura, se conforma con la necesaria para sacar la materia prima del país (y esa red la tiene creada desde hace años). Solo moderniza los centros financieros, comerciales y los medios de comunicación (para enchufarnos sus mercancías y sacarnos nuestros ahorros). Esos sí crecen, y de qué manera. Panamá, centro de las finanzas paralelas y del comercio internacional, vía el Canal, es claro ejemplo. Hoy se le nota mas lo rapaz, lo tenemos que hacer notar.
Esto no puede durar. No se trata de una expresión de deseo o una certeza. Es mas bien una convicción, una promesa. No puede durar en Argentina. Y no podría durar en ninguno de los países que ya ha visto y ha disfrutado de las conquistas sociales de una nueva época. Estos procesos, aunque todavía incipientes y con millones de problemas, no se pueden ni comparar a la vida de indignidad que trae la rapiña de las oligarquías y el imperialismo, sedientos de revancha y de capitales.
Nosotros, debemos hacer que no dure, que retroceda.
saiz.monica@gmail.com
Caracas