Deducciones| Paradojas brasileñas (Opinión)

Cuando comenzó el golpe de Estado programado contra Dilma Rousseff, destinado a restar toda posibilidad de que la izquierda vuelva a gobernar a Brasil mientras no haya una reacción popular contundente y demoledora, la derecha tenía en la mira dos objetivos muy precisos.

El primero de ello, revertir los procesos unionistas de Nuestramérica, que habían impulsado Luiz Inácio Lula da Silva, Néstor Carlos Kirchner y Hugo Rafael Chávez. Los dos últimos desaparecidos físicamente, pero continuados en sus ideales por Cristina Fernández y Nicolás Maduro, respectivamente.

El Estado transnacional, también llamado imperialismo, está consciente del daño que le hacen mecanismos integracionistas que no sigan las pautas neoliberales de privatización, desregulación de la banca, reducción del Estado, libre comercio e inversiones.

Organismos como la Unasur, la Celac, el ALBA-TCP y un Mercosur contagiado de los principios de distribución de los ingresos, bienestar educativo, social, salud, inclusión e igualdad son enteramente peligrosos para los objetivos de acumulación de capital y poder total que pretenden las élites tradicionales que usufructúan el Poder Popular.

Al concretarse la primera parte del golpe seco en Brasil, el peón escogido, Michel Temer, designa al archi rival de Lula y Dilma en las elecciones, al señor José Serra, como canciller.

Sin vacilación alguna, en el mayor ejercicio de cinismo, el canciller de facto, ataca sin vacilación a Mercosur a través del saboteo de frente a la institucionalidad, al pretender que Venezuela no ejerza la Presidencia Pro Témpore, que por reglamento y lógica le corresponde.

De esta manera pretenden avanzar en el segundo objetivo, cual es, derrocar a la Revolución Bolivariana, principal responsable de los cambios que venían dándose en la integración nuestramericana.

Serra usa argumentos paradójicos. Él, que procede de la ruptura de la decisión popular en Brasil, acusa al Gobierno venezolano, fruto de varias elecciones, de “no democrático”. Él, que viene de una élite represora en Brasil, esgrime el fraudulento argumento de “violación de derechos humanos” en Venezuela.

Para no dejar dudas de su calaña, se atreve a intentar comprar al Gobierno de Uruguay, en lo que podría catalogarse como la mas grande vergüenza a la que ha sido sometido el hermoso pueblo brasileño. ¡Todo un record olímpico!

@bolivarreinaldo
Caracas