Por Marcelo Barros|Pascua de los desechables (Opinión)

En el mundo actual el fenómeno de la migración revela: la política que el Gobierno de Estados Unidos y algunos países europeos han impuesto durante décadas al Oriente Medio y a África sigue siendo colonialista y tiene como consecuencia esa inmensa ola de migraciones.

Hace unos días, Francia y Gran Bretaña destruyeron las tiendas del campamento de Calais, en el norte de Francia. Allí vivian más de 3.500 migrantes, venidos de diversos países del Oriente y África. Familias con niños pasan el invierno europeo en un terreno pantanoso, sin agua y sin comida. En la frontera entre Macedonia y Grecia y entre Alemania y Austria, miles de personas son rechazadas por los gobiernos que se dicen democráticos y algunos cristianos.

Es a partir de esta clave de lectura que podemos entender más profundamente la decisión de cuatro sacerdotes de la Diócesis de Bérgamo, en el norte de Italia. A principios de esta Cuaresma, decidieron armar una carpa frente a la iglesia parroquial para allí vivir acampados al menos hasta la Pascua. En la carta que han publicado, los sacerdotes Emanuel, Alejandro, Andrea y Gianluca dejan claro: «Hemos tomado esa decisión porque descubrimos que para garantizar el bienestar que vivimos, la sociedad reduce a la miseria otros seres humanos. Y en nombre de Jesús, no podemos aceptar eso».

En la realidad latinoamericana, desde los años 70, algunos sacerdotes y religiosas y religiosos han optado por vivir con pueblos indígenas o en acampamientos de agricultores sin tierra para sensibilizar a la sociedad sobre los derechos que toda persona humana tiene a lo que el papa Francisco llama las tres T: tierra, trabajo y techo.

En América Latina hoy en día aun parecen desechables los pueblos indígenas, principales víctimas de la contaminación de la naturaleza, de la agroindustria y de gobiernos que todavía buscan un modelo de desarrollo com base en la ganancia y consideran indios y pequeños agricultores como obstáculos al progreso. En el inicio de este mes, en Honduras, Berta Cáceres, líder indígena, fue asesinada. Ella fue víctima de ese tipo de sociedad.

Dentro de pocos días, las comunidades cristianas celebrarán la Pascua. Esa fiesta se inició en la fe de los hebreos que Dios vino a guiar su migración desde Egipto hacia la tierra prometida. Al dar su vida para que todos tengan vida, Jesús hace de su Pascua una revelación de un mundo nuevo. En 1968, los obispos latinoamericanos, reunidos en Medellín, propusieron «una Iglesia pobre y pascual, comprometida con la liberación de toda humanidad y de cada ser humano» (Med 5, 15).

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