Por Basem Tajeldine|Trump (Opinión)

Muy pocos creyeron posible la victoria de un candidato tan excéntrico y xenófobo como Donald Trump. Muchos creían imposible que en la Meca del capitalismo global y la “libertad” un miembro del sistema, pero ajeno al establishment, pudiese llegar a conducir los designios imperiales.

Este escritor estuvo convencido de que la victoria del magnate estadounidense era posible porque reunía todos los requisitos para llegar a ser Presidente de Estados Unidos. Pues, Trump es un gran demagogo y prototipo del “sueño americano cumplido” que la mayoría de los estadounidenses ha visto esfumarse o convertirse en pesadilla. Su prédica se centraba en lo que deseaban escuchar las enormes masas de blancos empobrecidos.

Por fin, alguien se atrevió a señalar las fallas del sistema neoliberal y globalizador responsable de que muchas industrias salieran del país buscando mas plusvalía y rentabilidad muy lejos, donde existían gobiernos tiranos, o pueblos “dispuestos” a regalar su fuerza de trabajo.

Trump ganó en los estados centrales y sureños del país, precisamente los mas golpeados por la crisis económica generada por el neoliberalismo. La misma enfermedad vendida como panacea en los países del “Tercer Mundo”, está matando al primero.

Por otro lado, el magnate repitió la misma estrategia del jerarca nazi Adolf Hitler, al aprovecharse de la ignorancia política, los resentimientos y explotar los miedos de los blancos estadounidenses cuando señaló a los inmigrantes latinos como los “responsables” de la pérdida de empleos.

Si bien es cierto que el nuevo inquilino de la Casa Blanca no forma parte de las élites políticas-económicas que históricamente dominaron ese país, y que éstos últimos habían aportado enormes sumas de dinero para facilitar la victoria de la desquiciada Hillary Clinton, también es cierto que Trump no se distancia de las mismas.

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