Por Tania Díaz|Víctimas y verdades, lo que nunca borrarán (Opinión)

La mayoría de los madrileños siguieron su rumbo esa mañana, indiferentes a los enormes carteles que la Comunidad de Madrid había colgado en su fachada para pedir la libertad de un «tío» venezolano que en nada se parece a Barack Obama, aunque sus perezosos asesores publicitarios copiaron al detalle la gráfica utilizada para la campaña presidencial del mandatario.

-¿A qué viene ahora este lío? Se preguntaron, concentrados mas bien en sus propios problemas cotidianos, mientras la Presidenta de la Comunidad se resteaba con sus socios de Latinoamérica y prestaba la casa para un nuevo episodio del teledrama político más «inn». Lilian Tintori presentaría más tarde un libro sobre la vida de Leopoldo López, edición que nadie conoce en Venezuela pero que aspira vender muy bien en Europa con el manido argumento de que “el régimen de Nicolás Maduro prohibió su publicación”. Acompañaron la farsa el desprestigiado exjefe de Gobierno Felipe González, y el escritor Mario Vargas Llosa -nacido en Perú pero nacionalizado español- más un enjambre de medios de prensa para asegurarse de que la noticia diera la vuelta al mundo. Movida la sensiblería internacional, objetivo conquistado. No se pierda el próximo capítulo…

CONTAR LA REALIDAD

Al día siguiente llegaron a la misma ciudad Oscar Carrero y Desirée Cabrera. Dos venezolanos que tienen mucho que decir en esta historia, pero no cuentan ni con el dinero, ni con la proyección que la derecha internacional acomoda para Tintori. Por el contrario son muchas las puertas que se les cierran en las narices al momento de contar la verdad, entre otras algunos respetables comités de Naciones Unidas y la mismísima Comision Interamericana de Derechos Humanos.

-Hola, soy Oscar Carrero y vengo de San Cristóbal, estado Táchira, una ciudad que fue azotada durante los hechos violentos ocurridos entre febrero y junio de 2014, conocidos como “la Salida”…

Así comienza la narración que debe repetir una y otra vez este obrero, obligado por las circunstancias a cumplir un incansable peregrinar, llevando puerta a puerta el testimonio de una verdad que tanto sus victimarios como los medios de comunicación censuran y desprecian.

Transitaba la Av España de San Cristóbal el día 24 de febrero de 2014 cuando fue interceptado por encapuchados armados que lo atacaron con objetos incendiarios hasta hacer volcar el camión cargado de medicinas que le habían comisionado llevar hasta el Hospital Central de la ciudad, bloqueado por acción de los violentos.

-Después que me hicieron volcar buscaron quemar el camión porque estaba rotulado con un letrero que lo identificaba como de «uso oficial». Yo les gritaba que me dejaran pasar, que llevaba una carga de medicinas para sanar a todos, a blancos, a negros a rojos… Pero ellos decían que debían matarme porque yo era chavista, porque trabajaba con el Gobierno.

Fue entonces cuando ocurrió la desgracia. Intentando protegerse la cara de un explosivo lanzado por los terroristas, Oscar interpuso su mano derecha y la perdió en el acto.

El objeto lanzado fue una «papita», un envoltorio redondo del tamaño de un puño hecho con fragmentos de canicas, clavos, aluminio y C4, explosivo de alta letalidad y de uso reservado. En San Cristóbal y las otras ciudades bajo asedio durante las guarimbas, estos implementos que se suponían de producción artesanal eran fabricados industrialmente y distribuidos en serie por los encargados de «logística»del plan desestabilizador ordenado públicamente a partir del 12 de febrero de 2014 por Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado.

Al despertar, estaba rodeado de sus cuatro hijos, de 21, 20, 18 y 15 años, quienes correspondían el amor y la dedicación de un padre a quien por circunstancia de la vida le había tocado asumir solo la crianza de los muchachos.

-Mi hijo mayor me consolaba, me decía que debía ser fuerte: «…papá, usted es un guerrero, todo va a salir bien». Yo no entendía, le dije que me sentía bien, que me había salvado gracias a Dios. Fue entonces cuando el médico intervino para decirme la verdad, que mi hijo autorizó la operación y tuvo que amputarme la mano derecha.

Una y otra vez, al revivir este momento, se quiebra su voz y se asoman lágrimas a su rostro triste, por supuesto, pero no refleja ni un atisbo de rencor o deseos de venganza, solo resignación: «En ese momento hubiese preferido que me quitaran mi vida».

MISIONEROS DE LAS VERDADES

Difundidas mundialmente como «manifestaciones estudiantiles pacíficas», las “guarimbas” (escondite, según terminología de un juego infantil) son en realidad operaciones de terrorismo focalizado, diseñadas en manuales de guerra no convencional bajo forma de operaciones encubiertas. Su fin es desestabilizar sistemas políticos que no se alinean al proyecto hegemónico capitalista y en sus distintas modalidades preceden acciones intervencionistas como las vistas en Libia, Irak, Siria y Ucrania.

La versión venezolana fue caracterizada por arremetidas violentas y racistas contra población civil predeterminada y se manifestó en bloqueo de vías y acceso a los servicios, asalto y quema de centros de salud, universidades, estaciones de radio comunitaria, asesinatos selectivos y ataques directo a personas: en Táchira, por poner un ejemplo, la directora del hospital oncológico fue asaltada por 18 energúmenos que la golpearon hasta desfigurarle el rostro y otra joven mujer de apenas 23 años perdió para siempre la oportunidad de ser madre debido a los traumatismos causados por violentos que le propinaron golpes y patadas hasta dejarla tirada en la calle, sin sentido.

El 3 de abril de 2014, el entonces ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres informó sobre la detención también en el estado Táchira de Gabriel Alejandro Reyes Beltrán, ciudadano colombiano con orden de captura de Interpol por vínculos con el narcotráfico. Igual condición presentó Luis Enrique García González, capturado en Maracaibo con documentos falsos, tratando de salir de la ciudad y buscado por Interpol -código rojo- por paramilitarismo en Colombia. Criminales extranjeros de alta monta eran pagados para entrenar jóvenes contratados en Venezuela y dotarlos de insumos logísticos para camuflarse como «estudiantes» y sembrar violencia. El resultado: 43 víctimas mortales y más de 800 heridos.

Después de vivir estos trágicos sucesos, Oscar se ha convertido en un misionero de la verdad. Así se nieguen a escucharlo, lo llamen “mentiroso, gobiernero y tarifado”, es testimonio vivo de estos horrores y dice que nadie lo hará callar.

-Mi vida cambió para siempre. A mí me gustaba montarme en una gandola, en una grúa, ese es mi trabajo, soy operador de maquinaria pesada. Me gustaba jugar béisbol con mis hijos, pero ahora… bueno, me tocó aprender todo de nuevo, separarme de mis hijos que son lo mas preciado que yo tengo. Tuve que sacarlos del Táchira porque recibimos amenazas y todavía hoy seguimos sufriendo solo porque quedé vivo y decidí conformar el Comité de Víctimas de la Guarimba para decirle la verdad al mundo.

Así como él, Desirée y los demás integrantes del Comité cumplen una dura tarea confrontando con la verdad por delante a un cíclope deforme y arrogante de mentiras edificado por el poder hegemónico tras la mediática internacional. Los victimarios convertidos en mártires y las verdaderas víctimas censuradas, desprestigiadas y hasta criminalizarlas. El mundo al revés diría Eduardo Galeano. Pero Oscar Carrero camina con la frente en alto clamando justicia -«porque sin justicia no hay paz»- y dejando a Dios la rendición final de cuentas.

Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección: http://www.telesurtv.net/news/Venezuela-captura-en-guarimba-a-paramilitar-colombiano-vinculado-a-Uribe–20140409-0053.html. Si piensa hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y coloque un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. www.teleSURtv.net

“El ciudadano Luis Enrique García González fue capturado en Maracaibo (capital de Zulia) con documentos falsos, tratando de salir de la ciudad, una vez que fue observado en una barricada”, destacó Rodríguez Torres.

T/ Tania Díaz G.
taniadiaz2007@gmail
Caracas