Por Hildegard Rondón de Sansó|Bullying o “acoso escolar” (Opinión)

Hemos conocido hechos constitutivos de conductas sintomáticamente agresivas por parte de algunas personas o grupos contra otros miembros de su comunidad. Si pudiésemos agregar algo mas para calificarlos, diríamos que esta conducta está destinada a sujetos débiles, tanto en el plano físico como en el plano intelectual que, frente a los agresores, reaccionan con el miedo y la angustia que los llevan a encerrarse en sí mismos, y quedarse afectados por un sentimiento profundo de inferioridad que, algunas veces, puede llevarlos al suicidio.

Algunos casos nos han impresionado, por la crueldad del agresor y la sumisión del agredido, extrañándonos que los protagonistas en ambos sentidos fuesen adolescentes. Además, estas situaciones son comunes, aun cuando no sean exclusivas de ellas, en los centros estudiantiles, que van desde las escuelas elementales hasta los niveles medios.

Los estadounidenses le dan a esta relación un nombre específico, que es el de bullying y quienes traducen el término al español lo denominan como “acoso escolar” u “hostigamiento escolar” y lo definen como la forma de maltrato psicológico, verbal o físico que se produce en forma reiterada a lo largo de un cierto tiempo, fundamentalmente, en las aulas, así como a través de las redes sociales, caso en el cual adquiere el nombre de “cyberacoso”.

En Venezuela la figura como tal no ha sido suficientemente divulgada, aun cuando las maniobras que la constituyen sí son conocidas en muchos ambientes. Rechazamos que se le denomine “acoso escolar”, por cuanto si bien es cierto que la escuela es un lugar que se presta para este tipo de conductas, sin embargo, puede estar presente en otros medios, ya que basta con que un grupo o un sujeto se sienta superior a sus congéneres, para que su actuación respecto a ellos sea despectiva, grosera, violenta y dañina.

El bullying existe en todas las formas de organización y, si bien predomina en las edades en las cuales se termina de conformar la personalidad, como es en la adolescencia, la figura se presenta siempre que exista el poder en manos de un sujeto que lo ejerce para obtener la sumisión de todos frente a su persona.

Considerado así, el bullying es el tema permanente de las relaciones de subordinación y por ello es típico en las laborales, en las cuales la figura del “jefe”, esto es, el que comanda y organiza, es en realidad un cheque en blanco que parece haber obtenido con el cargo, para humillar a todos aquellos que del mismo dependen, cualquiera que sea su real nivel, pero que se hace mas intenso y malévolo, cuando la víctima no tiene su misma capacidad intelectual.

Esta nefasta relación se hace presente día a día en los clubes, en los espacios deportivos; en los cursos de enseñanza, e incluso en el hogar. Es particularmente propio de grupos políticos o partidistas y por ello constituyen el engendro de nuestros males sociales mas graves. Aceptar el acoso del poderoso frente al débil es destruir los principios básicos sobre los cuales se yergue el respeto de la personalidad de cada ser humano: su propia identidad; la labor que es capaz de realizar y el esfuerzo que desarrolla para mantenerse en los niveles del grupo.

Una sociedad es culta en la medida en que ofrezca el reconocimiento de los valores auténticos que, como bien se sabe, son los que forman la personalidad: la inteligencia, la bondad, la generosidad, la comprensión del mundo y de las personas. Lo anterior debe estar acompañado del rechazo de la soberbia, el engreimiento, la ignorancia y la falta de comprensión del hombre como tal, tanto en su miseria como en su grandeza.

sansohildegard@hotmail.com
Caracas

Exelente articulo de opinión, se debe divulgar de manera que, llegue a todos los venezolanos y mas a los jevenes de esta patria. Por favor publiquenlo en mas medios de comunicación, de mi parte lo estare publicando en las redes sociales donde puedo acceder.