Por Tulio Monsalve|Obligación (Opinión)

La palabra que da pie al título de esta semana es un compromiso, se debe de cumplir. Es una acción que compromete moralmente a una persona. En este caso firmar un documento, con el Consejo Nacional Electoral (CNE) como testigo, para que todos los participantes en la contienda electoral del 6 diciembre de 2015 respeten los resultados.

Es sencillo el objeto de esta obligación, e importante para la salud social y psicológica de nuestra población. Negarse a firmarlo se vio como anomalía personal y ahora parece, por desgracia, anormalidad de un colectivo.

El rector del CNE, Luis Emilio Rondón (AD), expresa: “… firmar acuerdos políticos sobre los resultados del 6-D, es un acto voluntario de las partes y no una obligación”.

¿Para qué solicitar su firma ahora, cuando durante 19 contiendas anteriores nunca han reconocido los resultados cuando han salido derrotados?

Peor, aceptan el resultados de sus candidatos, pero niegan qué en la misma circunscripción hallan obtenido curules aquellos del PSUV.

Se pide la firma del pacto para ver si se evita el triste y repetido espectáculo de las anteriores adonde hubo 11 muertos por la incitación a la arre… que impulsó Enrique Capriles para improbar los resultados o los 43 muertos de abril de 2014 por instigación culposa de Leopoldo López por igual causa. Se ven como airados mangantes, de una innecesaria y estéril indignación.

Evitar la violencia bien vale pedir un gesto de honorabilidad política. Lo contrario nos lleva a una simple hipótesis: ¿Será qué sus motivaciones no son solo electorales, tal como lo azuzan los radicales de la MUD.

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