En su país lo quieren por sus éxitos deportivos y su carrera política|Manny Pacquiao quiere seguir haciendo historia

El boxeador Emmanuel ‘Manny’ Pacquiao es un héroe nacional en Filipinas, idolatrado tanto por su poderío en el cuadrilatero como por su trayectoria vital, al haber conseguido triunfar después de haber nacido en la pobreza extrema.

Conocido por la mayor parte de sus compatriotas como ‘el puño nacional’, Pacquiao compite el sábado en Las Vegas con el estadounidense Floyd Mayweather en una pelea que paralizará Filipinas.

Pacquiao (57-5-2, 38 KOs) y Mayweather (47-0) pelearán por el título de peso welter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), que ostenta el filipino, y del Consejo Mundial (CMB) y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), en poder del estadounidense.

También apodado ‘Pacman’, el filipino es un símbolo en el país asiático, una prueba de que el éxito es posible con el trabajo duro, incluso partiendo desde los estratos más bajos de la sociedad.

Pacquiao fue el ciudadano filipino que más impuestos pagó en 2013. Fortune le clasificó como el 11º deportista mejor pagado del mundo en 2014, con unas ganancias de 41,8 millones de dólares.

Conocido por sus múltiples facetas, es miembro de la cámara de representantes de su país, predicador cristiano y jugador-entrenador de un equipo de baloncesto.

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También es un icono publicitario, llegando a protagonizar campañas para empresas que venden micrófonos de karaoke, pizzas, cervezas o coches.

Los amigos del boxeador de 36 años destacan su excesiva generosidad, compartiendo su riqueza con su círculo más próximo, pero también con las clases más desfavorecidas de Filipinas.

Algunos de sus compatriotas se aventuran a predecir que Pacquiao será en el futuro presidente del país, ambición que él admite haber considerado.

Para poder ser elegible tiene que tener 40 años, por lo que al menos le quedan cuatro años de dedicación al boxeo.

Con 1,70 metros y zurdo, Pacquiao comenzó su carrera profesional en el ring cuando era un adolescente (16 años). En dos décadas ha ganado títulos mundiales en ocho categorías diferentes.

En el ring se caracteriza por su juego de pies, con el que intenta crear ángulos para golpear con energía, a menudo mediante ráfagas. Con estas armas ha ganado a hombres tan importantes como Oscar de la Hoya, Ricky Hatton, Miguel Cotto, Erik Morales y Marco Antonio Barrera.

Hijo de una familia desestructurada, Pacquiao abandonó la escuela a los 14 años y vendió rosquillas en la calle, convirtiéndose en un apoyo ecónomico para su madre, que tenía que criar a otros dos niños más pequeños.

Cuando no había cumplido los 17 se convierte en profesional y su vida comienza a cambiar.

ES CRISTIANO

El deporte trajo la fama, el poder, la influencia y la riqueza. Pero también los vicios: el alcohol, el juego, las peleas de gallos y los romances con estrellas del cine de su país, lo que estuvo cerca de romper su matrimonio. Pero en 2012 la vida de Pacquiao volvió a dar un giro. Esta vez, gracias al cristianismo.

Vendió sus acciones de un casino, un nightclub y un bar de Manila, ofreciendo las ganancias a los empleados.

El ‘nuevo’ Pacquiao también se deshizo de los más de 1.000 gallos de pelea que tenía. Se los regaló a sus amigos.

En la actualidad sigue las lecturas de la Biblia todos los días y a menudo cita a Dios como la clave de su éxito.

VENDIÓ SU CASA

En noviembre de 2014 anunció que había pedido disculpas a sus vecinos y había vendido su mansión de 9 millones de dólares en una de las zonas más exclusivas de Manila, después de que se quejaran de que las personas que visitaban al boxeador llevaban ropa en mal estado.

TyF/AFP