Otros escenarios de lucha

El día en que escribo esta columna es 4 de agosto, fecha gloriosa con un significado telúrico y mágico, al recordar el correr de las aguas que caían por el Cordonazo de San Francisco, mientras el líder del proceso revolucionario nos llenaba con su maravillosa energía y nos aseguraba otra victoria electoral, aun cuando sabía que sería la última, pues ya los laboratorios de la conspiración habían logrado el objetivo de horadar su salud, como una más de las agresiones imperiales que han caracterizado este periodo de independencia histórica y emancipación que inició con El Caracazo.

El domingo será entonces 7 de octubre, fecha emblemática del año 2012, pues en la mediática nos estábamos jugando al país y nuevamente, el pueblo le dio una paliza a la oposición en el escenario de lucha propio de las democracias representativas. Seis años después se presentan más escenarios de lucha, y por estas fechas en la arena internacional, los ataques no cesan.

Parafraseando a Hamlet, algo olía a podrido en Nueva York, no solo por el tono de algunos discursos en el ámbito de la Asamblea General, sino por reuniones no oficiales sobre Venezuela en las que ni siquiera permitieron la entrada a nuestras autoridades; la beligerancia discursiva de algunos embajadores muy poco diplomáticos, pues están claramente cegados por la prepotencia como el caso de la gringa; la patraña de Estados Unidos contra la Corte Penal Internacional, pero la clara instrucción seguida por los perritos moviendo la cola, que denunciaron al presidente Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional por supuestos crímenes de lesa humanidad que nada tienen que ver con encerrar niños en jaulas en condiciones infrahumanas apoyados con una ley interna.

Y menos aún con exterminar un pueblo con una limpieza étnica, para apropiarse de su territorio y subyugarlo de una manera que nadie creería posible en el siglo XXI; o peor aún, reprimiendo al pueblo para evitar que se exprese y manifieste descontento por recortes sociales, despidos masivos, y un paquetazo sin tregua mientras habla de lo mal que lo hacen otros y les condena públicamente, únicamente para congraciarse con el Tío Sam que tan solo le da migajas de su cariño, al tiempo que uno de esos países (su oligarquía) sigue moviendo la cola y haciendo patéticas imágenes de similitud entre las banderas para sacarle una risita (ladeada y socarrona) al nuevo Mr. Danger.

Así las cosas, frente a nuevos ataques y amenazas de las garras imperiales de un Complejo Militar-Industrial-Financiero-Comunicacional con un régimen universal que se resiste a morir, el pueblo camina emulando la energía emancipadora del Gigante de aquel octubre victorioso.

cescarragil@gmail.com
Caracas