Camarada llamarada| P mayúscula o, minúscula (Opinión)

En las elecciones de 1996 para el Centro de Estudiantes de la Escuela de Estudios Políticos de la Universidasd Central de Venezuela (UCV) ganó el candidato Nulín. Por supuesto, inmediatamente asumieron los segundos, pues aquel no era sino una caricatura del colectivo social que reproducía en una escala pequeña lo que estaba sucediendo a nivel nacional, traducido en el desinterés en la Política con p mayúscula, generado por la ausencia de propuestas y líderes convincentes.

A escala nacional se escuchaba la frase que reproducía el escenario del Coliseo romano donde se le daba al pueblo «pan y circo» que era en lo que se había convertido la política con p minúscula de los partidos tradicionales en la que ni sus propios militantes creían.

Esto es lo que viene a mi mente cuando veo el circo electoral de los burros y elefantes paradójicamente azules y rojos, en Estados Unidos y, por supuesto, el despliegue en el ámbito de ambas convenciones para nombrar al candidato del partido, teniendo muy claro que los verdes no llegarán muy lejos frente a la brutal maquinaria bipartidista.

Lo mas interesante de la contienda electoral en la que muchos apuestan al «menos peor», es que los wasp (siglas en inglés para los blancos anglosajones y protestantes que representan la élite de las 13 provincias iniciales y que caracteriza mayormente a los republicanos), aun cuando han manejado en su discurso mayor racismo y posiciones antiinmigrantes a lo interno de EEUU, son los que han tenido a través de Donald Trump, posturas menos neoconservadoras desde el punto de vista político-económico en el plano exterior, planteando posible diálogo con Rusia; posible salida de la OMC; no aceptación del TTP; crítica al papel de la OTAN.

Mientras que los demócratas a través de Hillary Clinton tienden mas a la idea de continuar con una guerra fría soterrada, clara política anti-Rusia y el camino de “torcer el brazo” a los pueblos soberanos para lograr hacer prevalecer sus intereses, dando secuencia a la política desarrollada por Barack Obama, haciendo uso para ello en América Latina de instrumentos como la OEA y algunos títeres que regentan ilegítimamente la Presidencia de ciertos países como el caso de Brasil, además de otros aliados, para quebrar la visión social del Mercosur; e inclusive el desarrollo de países emergentes como el caso de los Brics, bajo la égida también romana de «dividir y vencer».

A pesar de ello, este escenario de diplomacia de intereses acartonados bajo la apariencia de «pan y circo» no es compatible con la marcha de los Pueblos con P mayúscula, cuya unidad -como decía Bolívar- es «inexorable decreto del destino».

cescarragil@gmail.com
Caracas