Manifestantes furiosos encendieron el sábado por lo menos nueve vehículos en la ciudad brasileña de Niteroi, en la región metropolitana de Río de Janeiro, uno de los lugares en que se realiza mayor movimiento en el festivo de Semana Santa.
La marcha fue seguida por la protesta de unos ‘sintecho’ de una zona industrial abandonada en Río de Janeiro, desalojados por la Policía, frente a la Archidiócesis de la ciudad; razón por la que la catedral canceló el viernes la procesión de la ceremonia religiosa.
Los disturbios ocurrieron como un acto de protesta por la muerte de dos jóvenes, un menor de edad atropellado por uno de los vehículos blindados de la Policía en un operativo el Jueves Santo y el segundo un joven de 21 años muerto en un tiroteo por agentes policiales.
Según el informe de las autoridades, fueron incendiados cuatro autobuses, un pequeño camión, tres automóviles y una motocicleta, todos en la autopista y en lugares próximos a la favela.
Un quinto autobús, que no fue incendiado, fue apedreado y saqueado por la horda de manifestantes, en su mayoría jóvenes sin camisa y encapuchados, quienes bloquearon también el camino, para impedir el ingreso a la favela de las unidades de Policía.
La inseguridad cotidiana de las favelas y las protestas callejeras han levantado las alarmas en Brasil mientras el país adquiere día a día mayor protagonismo en víspera del certamen deportivo. La FIFA ha autorizado el despliegue de la Policía contra los violentos cuando se acerca la cita de la alta competición de fútbol mundial.