Por Fausto Triana|Saramago y Lorena, la identidad en Festival de Cine chileno

José Saramago nunca ha sido fácil de leer pero sus mensajes siempre fueron poderosos, como el tema de la identidad que lleva al cine el canadiense Denis Villenueve con El hombre duplicado (Enemy).

Una propuesta que dejó atónitos a los espectadores que con pereza se levantaban de sus butacas mirándose en busca de la respuesta imposible. La pérdida de identidad, un tema también abordado desde otro ángulo en la chilena No soy Lorena.

Dos películas en todo caso de agradecer en el Santiago Festival Internacional de Cine (SANFIC), con una variada muestra de 90 largometrajes y cortos, 30 países en competición, junto con la oportunidad de asomarse el Séptimo Arte de todas partes.

Ya con Incendies (Incendios) en 2010, nominada al Oscar coo Mejor Película Extranjera, Denis Villenueve dio las claves como realizador inquietante y prometedor, que confirmó luego en Hollywood con Prisoners en 2013.

Ahora con Enemy (basada en la novela de Saramago El hombre duplicado), se adentra en el veleidoso camino de adaptar una obra compleja aunque muy seductora por su contenido.

Adam (Jake Gyllenhall) es un aburrido profesor universitario de historia perdido en sus laberintos de una personalidad carente de emociones. Sostiene una relación monótona y exenta de contenido con su novia Mary (Mélanie Laurent).

De pronto por azar se tropieza con un acto de poca monta, Anthony que es su imagen y semejanza absoluta, y tiene una esposa embarazada, Helen (Sarah Gadon). El suspenso atrapa al espectador y la trama se torna interesante.

Sin embargo, no llegará un final complaciente, porque sería contradecir al propio Saramago, aun con las licencias que se toma Villenueve.

En el libro el protagonista se llama Tertuliano y como las mismas premisas resulta rebasado por la realidad inesperada de un doble. La esperanza de ser único, en medio de su anodina vida y el permanente tedio, se desmoronan.

El portugués Saramago, por algo Premio Nobel de Literatura, se adelanta a su tiempo al deslizar los miedos de la clonación, pero no como angustia pueril, sino en la premonición del hombre postmoderno atrapado por las tecnologías.

La película de Villenueve coquetea con el Eye Wide Shut de Stanley Kubrick y al parecer no esconde sus guiños a un estilo cercano a los «enfant terrible» del cine, los David, Cronenberg y Lynch, para dejar al espectador todas las lecturas posibles.

Más convencional se antoja No soy Lorena, de la joven realizadora chilena Isidora Marras, con la mira en este caso en el robo de identidad que se ha convertido en uno de los grandes flagelos de la sociedad moderna.

Con notable papel secundario de Paulina García (Oso de Plata por Gloria en la Berlinale de 2013) como la madre en proceso de deterioro de la memoria, la cinta deposita la mirada en una joven actriz de teatro que es confundida con otra persona.

Olivia (Loreto Aravena) recibe constantes llamada dirigidas a una tal Lorena Ruíz que debe pagar numerosas deudas, con amenazas de la justicia inclusive.

Sin demasiadas pretensiones, ofrece un interesante ángulo del problema que con astucia, la realizadora maneja con suspenso entre las cuerdas de la identidad extorsionada y el conflicto de personalidad de Olivia.

pgh/ft

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