Papa Francisco dedicó el Vía Crucis a migrantes «que encuentran las puertas cerradas»

El papa Francisco encabezó los servicios del Viernes Santo dedicados a las víctimas de la trata de personas y el sufrimiento de los migrantes, criticando a los líderes con «corazones blindados» que explotan su difícil situación para obtener beneficios políticos.

El Santo Padre, en su séptima Semana Santa como líder de la Iglesia católica apostólica romana, presidió un servicio tradicional del Vía Crucis en el Coliseo Romano, al que asistieron miles de personas con velas.

Las meditaciones leídas por los oradores durante las 14 estaciones de la cruz, que conmemoran las últimas horas de la vida de Jesús, fueron escritas por la hermana Eugenia Bonetti, una monja italiana de 80 años que ha ganado múltiples premios por su trabajo con mujeres y niños víctimas del tráfico.

Al final del servicio, el Sumo Pontífice leyó una oración en la que habló de los pobres, los hambrientos, los ancianos, los niños maltratados y el medioambiente.

En la oración se refirió a «la cruz de los migrantes que encuentran las puertas cerradas por el miedo y los corazones que están blindados por el cálculo político».

El papa Francisco ha hecho de la defensa de los migrantes un pilar de su pontificado y se ha enfrentado a políticos como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, líder del partido antiinmigración Liga y quien ha cerrado los puertos de Italia a barcos de rescate operados por organizaciones benéficas.

Cada año, el Santo Padre confía la escritura de las meditaciones a una persona o grupo diferente. Los textos de Bonetti están entre los más gráficos y emotivos que se hayan leído en el servicio.

El pontífice argentino escuchó atentamente a los tres oradores que leyeron las meditaciones de Bonetti sobre inmigrantes que han sido quemados, que han muerto en el desierto o se han ahogado en el mar y han terminado en ataúdes sin nombre.

Una de las meditaciones de Bonetti decía: «Pensemos en los niños de diversas partes del mundo que no pueden ir a la escuela y que, en cambio, son explotados en las minas, en los campos, en la pesca; vendidos y comprados por traficantes de carne humana, para trasplantes de órganos; abusados y explotados en nuestras calles por muchos, incluidos los cristianos».

«Hombres, mujeres y niños son comprados y vendidos como esclavos por los nuevos mercaderes de seres humanos», escribió. «¿Cuántos se hacen ricos devorando la carne y la sangre de los pobres?», agregó.

El papa Francisco, de 82 años y quien lidera a los 1.300 millones de católicos romanos del mundo, encabezará el servicio de la vigilia de Sábado Santo por la noche y el Domingo de Resurrección leerá el mensaje tradicional Urbi et Orbi (A la ciudad y al mundo). (I)

T/Reuters
F/AFP