Por Marcelo Barros|El papel de las mujeres en los movimientos sociales

Las celebraciones del Día Internacional de la Mujer este miércoles 8 de marzo nos hacen ver el protagonismo de las mujeres en los movimientos sociales. En la raíz de muchos de los males de la sociedad está el patriarcado. Por eso, la lucha por los derechos de la mujer y por la igualdad en la relación de género une a hombres y mujeres. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el liderazgo es de la mujer.

En toda América Latina y el Caribe, hay un centenar de organizaciones y movimientos que luchan por justicia e igualdad para la mujer, como punto básico de la liberación de todos los oprimidos.

La mayoría de esas organizaciones está constituida por mujeres pobres del campo y de periferias urbanas.

En los años más recientes, se ha desarrollado como organización internacional la Red de Mujeres Afroamericanas y Latinas del Caribe y de la Diáspora. En mayo de este año, otra organización internacional, la Asociación de la Mujer y el Desarrollo (AWID) organizará un foro continental con el tema «Futuros feministas: construyendo poder colectivo para garantizar derechos y justicia.

La revista internacional The Economist considera a la brasileña Cida Bento, doctora en Psicología, una de las 50 profesionales más influyentes en el mundo, en la lucha por la educación y por la equidad en el mercado de trabajo.

En Brasil, la importancia de las mujeres en las comunidades apareció cuando, el 18 de noviembre de 2015, cerca de 50 mil mujeres negras de todo el país hicieron la Marcha Nacional de las Mujeres Negras, en Brasilia.

Era impresionante ver la organización, la disciplina y como ellas asumieron las luchas más importantes del pueblo brasileño. Allí dieron reconocimiento al proyecto «Mi madre no duerme hasta que yo llegue», acción dirigida a las madres de jóvenes y adolescentes asesinados por la policía y por el tráfico, en las zonas marginadas de nuestras ciudades.

Para las comunidades cristianas, el Día Internacional de la Mujer ocurre en plena Cuaresma. También en las iglesias cristianas muchas comunidades son coordinadas por mujeres, aunque las jerarquías aún tienen dificultad de abrirse a la participación femenina. Quien se deja guiar por el Espíritu sabe que toda discriminación, sea de género, racial o social, es absolutamente opuesta al camino de la espiritualidad.

Para los cristianos, Pablo escribió: “Judíos o grecos, hombres o mujeres, somos todos una cosa única en el Cristo Jesús” (Gl 3, 28). ¡Felicitaciones a las mujeres de los sectores populares que en toda América Latina y el Caribe saben ser protagonistas de nuestros movimientos sociales!

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