¿Cómo no festejar que el gran prostíbulo del capital en que se ha convertido Panamá haya sido desenmascarado por sus propios «amigos», y las bestias corruptas capitalistas se devoren entre sí? ¿Cómo no creer, también, que puede tratase de una trampa? Un arma de doble filo.
Lo cierto es que la selecta filtración de informaciones (Papers Panamá) controlada por supuestas agencias de periodistas «libres», ha roto muchas caretas, mientras otras permanecerán seguramente ocultas. Empresas mafiosas pertenecientes reconocidas personalidades, líderes políticos y jefes de Estados corruptos como Mauricio Macri; el primer ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlaugssonartistas, etcétera. aparecen en las mismas listas junto a narcotraficantes ocultando sus fortunas mal habidas en aquel prostíbulo.
Sin embargo, en este nuevo y no menos extraño «Wikileaks del capital», ningún mafioso estadounidense aparece implicado.
La razón fue develada por el mismo portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Mark Toner, cuando reconoció que Washington financió a los supuestos periodistas «independientes» que investigaron el escándalo «offshores», con recursos que se entregan a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). Y es que “quien paga la música”, obviamente, escoge la canción.
Al permitir que la prensa «libre» sacrifique a solo un selecto grupo de «amigos» de EEUU, los hipócritas pretende utilizar la misma arma para destruir a los enemigos de éste. Esto explica el por qué las primeras baterías mediáticas hayan descargado sus ráfagas contra la coraza del líder ruso Vladimir Putin, pero sin mucho éxito.
¡La caza de brujas apenas comienza!