Columna, ‘Psique y Sociedad’, de Kenia Lugo|Para el Día del Amor (Opinión)

Hoy día se habla con mayor facilidad de los principios femenino y masculino presentes en cada uno de nosotros. Es un hecho interesante que las personas se mueven con mayor libertad entre estas dos energías. Afortunadamente, para nuestra salud mental, cada vez es más frecuente aceptar que somos seres complejos y que nuestra personalidad está conformada por múltiples aspectos que obedecen a factores biológicos, psicológicos y ambientales. Mucho se debate entre mujeres y hombres sobre igualdad, represión, supremacía, feminismo, machismo entre otros conceptos.

Sin embargo, lo importante es reconocer que crecemos influenciados por lo que la sociedad considera referente a los roles de género. Aunque según estudios científicos y ciertas filosofías como las orientales existen diferencias comprobadas y relevantes entre los sexos, es cierto que lo saludable es encontrar un equilibrio entre ambas naturalezas. Una combinación armónica y pragmática que nos permita enfrentar la vida y alcanzar la plenitud y la felicidad.

El yin y yang son dos conceptos del taoísmo, que exponen la dualidad de todo lo existente en el universo. Describe las dos fuerzas fundamentales opuestas, pero a la vez complementarias que se encuentran en todas las cosas. El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración, así es como las vivimos y sentimos, algunos en exceso otros menos lo que no nos hace menos mujeres u hombres

Es recomendable revisar cómo hemos internalizado estas energías desde la infancia y así podremos sanar nuestra relación con nosotros mismos y con los demás. Por ejemplo, un hombre con poca energía masculina, suele sentirse atraído por la mujer con mucha energía masculina porque quizá no tuvo la oportunidad de ‘introyectar’ adecuadamente este rol o viceversa. De igual forma si somos más receptivos buscamos una pareja que sea activa y enérgica que nos complemente.

De esta forma, vamos buscando esa proyección y tomamos de nuestra pareja lo que nos falta, pero lo sano sería encontrar esa armonía en nuestro interior para no esperar que sea el otro el responsable de llenar ese vacío. Necesitamos integrar nuestra energía femenina y masculina, independientemente de si somos mujer u hombre para sentirnos plenos y poder amar de una manera sana. Ambas tienen un sentido y merecen ser reconocidas y vividas en equilibrio.

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Caracas