En medio de la lucha mundial para contrarrestar la Covid-19, el Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino) llega a sus 56 años de existencia, periodo en que la integración regional ha sido la principal brújula.
«Años difíciles, tiempos duros de pandemia, pero el Parlamento Latinoamericano y Caribeño siempre ha estado aquí para tener la voz de las necesidades de la integración, de los pueblos de la región que buscan democracia, respeto a los derechos de las personas, libertad y espacios donde crecer en cada una de nuestras comunidades», afirmó el senador Jorge Pizarro.
A juicio del presidente del órgano legislativo, durante estas cinco décadas también promovieron la igualdad social y la interacción con otros congresos, asambleas y parlamentos subregionales, a pesar de los desafíos, entre ellos la pandemia.
En ese sentido, aseguró que desde el inicio de la crisis sanitaria desarrollan acciones orientadas a enfrentar ese flagelo, el acceso gratuito a la vacuna contra la Covid-19 y la preparación para la etapa pospandemia a través de declaraciones y las comisiones permanentes de trabajo.
Asimismo, emitieron pronunciamientos con orientaciones conceptuales y metodológicas sobre diversos aspectos como salud, equidad de género, maltrato a la niñez, deuda externa, bloqueos económicos, trabajo y empleo, cadenas productivas, agricultura familiar, medio ambiente y comunicación social, precisó.
Durante un encuentro virtual con motivo de la celebración, Pizarro resaltó el papel de los parlamentos en las sociedades para fiscalizar y controlar las acciones del Ejecutivo y los gobiernos, así como en el establecimiento del diálogo entre los ciudadanos para determinar políticas públicas en beneficio de los pueblos.
Añadió que 56 años de vida institucional del Parlatino «son bastantes, pero el desafío futuro es mucho más importante en tiempos de pandemia y de relaciones a distancia» para generar la discusión necesaria.
Creado el 10 de diciembre de 1964 en Lima, Perú, es el único organismo interparlamentario de ámbito regional integrado por 23 países y el más antiguo de América Latina y el Caribe, el cual tuvo su primera sede en la ciudad de Sao Paulo, Brasil.
Desde enero de 2008 estableció su base permanente en la capital de Panamá, gracias al acuerdo suscrito el 27 de agosto de 2007 con el Gobierno de la nación centroamericana.
No obstante, el moderno edificio, enclavado en el área revertida de Amador a orillas del océano Pacífico, se inauguró el 18 de octubre de 2013 en el ámbito de la XXIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.
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