Por Jesús Bermúdez|La paz y las internas (Opinión)

Uno de los patrimonios culturales más valorados de los pueblos es la paz, sin ella la vida se hace más tortuosa y difícil, los venezolanos sabemos de eso. En la actualidad los venezolanos hacen esfuerzos considerables para que la paz se consolide sobre los cimientos de justicia e igualdad. Sin embargo, hay momentos en que los pueblos son llevados (manipulados) por falsos senderos en nombre de la libertad y la democracia y terminan sumergidos en el caos del horror, la muerte y la desesperanza.

En la memoria colectiva de los venezolanos subyace un legítimo y profundo sentimiento por la paz, la mayoría no compartimos la cayapa; somos sensible al dolor del otro, inclusive al de los animales; el “chalequeo” es respondido con una sonrisa, contrariamente a lo que pasa en otras sociedades con el denominado bullying (acoso).

Esa actitud positiva de los venezolanos para enfrentar las adversidades no es gratuita, es producto de la herencia histórica de nuestros antepasados. Hasta principios del siglo pasado (XX), en Venezuela nos mantuvimos en guerra intestinas originadas por causas sociales, diezmando buena parte de la población y la economía del país.

Además, las migraciones extranjeras, primero con la Guerra Civil Española, posteriormente con la II Guerra Mundial con las migraciones de Italia, Portugal y otras nacionalidades europeas huyendo de la guerra, sumándose en las últimas décadas los refugiados y migrantes colombianos huyendo de la guerra interna contribuyeron, animaron y consolidaron el espíritu de paz de los venezolanos.

La actitud de los venezolanos frente a la guerra y la violencia constituye una barrera cultural que poco a poco se ha convertido en un preciado patrimonio; algunos han tratado de subvertir esta conducta con la ayuda de factores externo e internos adversos al Gobierno, llevando a cabo operaciones mediáticas y psicológicas destinadas a romper lo que con mucha sangre, sudor y lagrimas (parafraseando a Winston Churchill), han construido los venezolanos durante muchos años: la paz.

La cultura de paz de los venezolanos es una contundente realidad, no es un eslogan vacío; muchas veces esta realidad es incomprendida, envidiada y combatida por asesores extranjeros y publicistas que intentan crear en los venezolanos un clima bélico, de desasosiego e intolerancia.

Las elecciones internas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) –como también la de los opositores– deben leerse y, sobre todo, deben escucharse como un grito, un clamor, por la paz. ¡Los venezolanos queremos paz! ¡Ya basta!

@jesusbermudezba