Pedro Pineda: «La memoria emotiva es importante para un actor»

«La memoria emotiva siempre es importante para un actor. Claro está debes saber actuar. El personaje Olegario me lo asignaron de entrada hace meses, pero no lo acepté al principio porque debí viajar a Yaracuy por mucho tiempo. Sin embargo, cuando retorné nadie tenía ese rol por lo que acepté y en pocos días me aprendí el libreto y me acoplé a los ensayos», señaló el siempre activo Pedro Pineda, quien participa en la gran pieza Oficina N°1, novela de Miguel Otero Silva y que se presenta con la dirección de Eduardo Viloria y Díaz, contando con un elenco de más de 40 actores y actrices.

En una producción del Teatro del Buenpaso y Fundación Rajatabla las últimas funciones de esta primera temporada serán viernes (5:00 pm) sábado (4:00 pm) y domingo (11:00 am) en el Centro Cultural Chacao de Caracas. Se debe acotar que Oficina N° 1 tuvo hace tres décadas una primera puesta en escena bajo la égida del siempre recordado Carlos Giménez.

Pineda recordó esa primera vez: «Por la juventud hice el personaje del Tuerto, que hoy en día lo hace muy bien William Cuao. Es un malvado que caló en el público esa vez y también en esta temporada. Es un personaje fuerte que es la delicia para cualquier actor».

Recordó que por formar parte del elenco estable del Rajatabla, el maestro Giménez se lo asignó por tener las características para hacerlo: «Era bajito, tipo llanero y con unos bigotazos que mostraban a un hombre sin escrúpulos. Fue un honor hacerlo».

Mi general

Pineda ha realizado muchos personajes, pero actualmente se le puede ver haciendo el rol del general Juan Vicente Gómez, en los denominados recorridos históricos teatrales, que se realizan muchas veces en el centro de Caracas: «Es un reto para quienes actuamos, ya que prácticamente tenemos un contacto más directo con el público, muchas veces conformado por turistas de diferentes latitudes».

Oficina N°1 (1961) es la continuación de la historia de Casas muertas: Carmen Rosa Villena y su madre Carmelita, junto al fiel Olegario, se adentran en los llanos orientales tras emprender la huida de Ortiz. Van a dar a un despoblado y polvoriento rancherío en la mesa de Guanipa en el estado Monagas. A ese perdido lugar también llegan exploradores en busca de petróleo. El hallazgo del denominado «oro negro» rápidamente cambia para siempre la aldea. En líneas generales, este trabajo es un espectáculo lleno de poesía, reflexión y principalmente confrontación, que busca que los asistentes se hagan algunas preguntas en poco más de dos horas, que se hacen cortas debido al buen ritmo que lleva la pieza.

El montaje cuenta con las actuaciones de Gerardo Luongo, Marisol Matheus, Ramón Goliz, Jennifer Flores, Javier Gonzáles, Benigno Acuña, Pedro Pineda, Iliana Hernández, Nelson Lehman, Gonzalo Velutini, Verónica Meneses, Reynaldo Rivas, Belinda Lozada, William Cuao, Lady Herrera, Nathaly Ordaz, Jaqueline Rosas, César Núñez, entre otros.

Sobre el trabajo de los actores, Viloria y Díaz comentó que se “muestra al espectador el crisol de regiones del país por las que atravesaron los protagonistas de la novela así como las formas de asumir la vida”.

“Mi versión rescata situaciones y personajes que en la novela me invitaban a pensarlos, me hablaron de sus necesidades, así que los complací al brindarles una voz, una corporalidad y sobre todo al darles una oportunidad en el escenario. Además la música tiene un papel protagónico. Sin llegar a ser teatro musical, la música es muy importante en este montaje, va desde los ritmos caribeños, pasando por melodías tradicionales del país o las suaves notas del jazz”, agregó Viloria y Díaz.

T/Eduardo Chapellín
F/Archivo CO